En el Índice de Percepción de la Corrupción, España tan sólo ha logrado un aprobado alto. Su nota más baja de los últimos 15 años. En el ranking mundial alcanza el puesto 36, pero, en el contexto europeo sobre 28 países se queda en el puesto 18. Muy por debajo de aquellos que logran el sobresaliente como Dinamarca o Suecia.
Acaba de salir un nuevo informe de la ong Transparencia Internacional. De este estudio se puede sacar una conclusión que va más allá. Los españoles perciben que cada vez hay más corrupción. A pesar de que los partidos se empeñan en negarla y restan importancia a los casos que les salpican directamente. En consecuencia, los ciudadanos cada vez menos se creen los discursos de la honradez de las administraciones públicas. Les han dado la nota más baja de los últimos 15 años, nos hemos quedado en un 5,8.
En en ranking mundial sobre 168 países ocupamos el puesto 36. Sin embargo, en 2013 nuestro país estaba 4 posiciones más abajo. Pero, esto no quiere decir que la percepción sobre la corrupción haya mejorado, sino que puede ocurrir que en una edición no se haya analizado un país que estaba por encima de nosotros, y por eso, se hayan subido escalones.
En el contexto europeo estamos en el puesto 18, muy alejados de los campeones en cuanto a la confianza en sus instituciones públicas. Dinamarca consigue una nota de 9,1. También, llega al sobresaliente Finlandia, y lo roza Suecia y Países Bajos. Peor resultados que España tan sólo los logra la República Checa, Malta, Letonia, Croacia, Grecia, Italia o Bulgaria.
Evolución de la nota
El inicio de la crisis marcó un punto de inflexión. De puntuaciones de notable, con un 7,1 pasamos progresivamente a quedarnos entorno al 6. Sin embargo, en este 2015 hemos bajado aún más la nota. De 60 puntos sobre 100, tan sólo se han sumado 58.
Razones que explican este aprobado
Para Transparencia Internacional, la situación en España es muy compleja. Por un lado, los sistemas de control se han mostrado más eficientes en los últimos años. Esto ha ayudado a que hayan aflorado estos casos de corrupción.
Al mismo tiempo, los medios de comunicación le han dedicado espacio y tiempo, lo que ha contribuido a generar un estado de alarma e indignación social mayor. Finalmente, la crisis, ha elevado el grado de exigencia ciudadana frente a sus instituciones.
Todo ello aderezado por la lentitud de los procedimientos judiciales y unas penas consideradas bajas, creando una sensación de que estos delitos quedan impunes.
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