José Sánchez Hachero es un buen periodista, de los que les gusta ir a los sitios, aunque, sean en el rincón más escondido del planeta. De hecho, ha estado en lugares tan extraños para un occidental como Irak, Siria, Israel, Bangladesh, Haití o la Amazonia y con sus propios medios.
Este profesional del periodismo, de sus viajes se trae experiencias que comparte con sus lectores, llenas de humanidad y de detalles que solo un verdadero contador de historias es capaz de transmitir. Es tanto su afán porque conozcamos esa otra realidad alejada de nuestro mundo cotidiano, que durante días y días, en sus escapadas, ha estado con los refugiados que están tratando de llegar a Europa. Y nos lo cuenta en forma de exposición fotográfica, donde el visitante tiene la oportunidad de ver lo mismo que vieron ellos, y cuestionarse si es humano o no acogerlos.
¿Qué es lo que impulsa a un periodista con una rutina más o menos cómoda, a pedirse unos días en el trabajo o aprovechar sus vacaciones, para irse, por ejemplo, en busca de los refugiados?
Una mezcla de todo. Al principio, hace ya veinticinco años (cómo pasa el tiempo) era el impulso de la aventura, pero con el tiempo todo fue cambiando: pasó a una vocación frustrada en el tiempo por lo mal pagado de la profesión, más tarde a una afición irrenunciable que me pagaba a duras penas con los reportajes que hacía y ahora, por último, es una necesidad vital.
Ahora son los refugiados, pero, hemos visto en tu blog entradas sobre el Kurdistán iraquí. ¿Qué te has encontrado allí?
El Kurdistán iraquí es una región muy desconocida en Europa, un estado dentro de Irak que actúa independientemente y que es desconcertantemente próspera, con una burbuja inmobiliaria que siembra de enormes rascacielos el skyline de su capital, Erbil.
Un país que no existe para una gente, los kurdos, que fueron muy maltratados por Sadam y traicionados por los Bush pero que hoy, a pesar de todo, son proamericanos y tienen banderas del tío Sam por doquier.
Aunque están a tiro de piedra del Estado Islámico, que tomó la cercana ciudad de Mosul hace ya dos veranos y se han hecho fuertes a poco más de 50 kilómetros.
No sé si es verdad, pero, en la redacción corría la leyenda de que estuviste un año con la guerrilla colombiana. ¿Cómo fue esa experiencia?
En Colombia fui corresponsal del Diario Ya, aunque me avergüenza más que me enorgullece porque me dejaron a deber una factura descomunal. También escribía para otros medios. Pero no estuve viviendo con la guerrilla, hubiera sido una experiencia monótona (tanto tiempo, me refiero), aunque sí estuve con ellos alguna que otra vez.
Cómo se prepara la mochila para los viajes que tú haces. ¿Qué precauciones tomas?
Debo confesar que soy un inconsciente que apenas preparo médicamente mis viajes: dejé de tomar medicación para la malaria en 1999 y sólo la volví a tomar en 2015, cuando fui a Bangladesh.
El resto es un poco azar, porque así es mi vida: puro azar. Sin embargo debo confesar que desde hace unos años reservo un hotel para los primeros días, cosa que antes tampoco hacía…
¿La familia cómo lo lleva?
La familia bien, gracias… Mi hijo confunde Afganistán con París y la pequeña sólo espera que le traiga algún regalo. Mi pareja ha sido, entre otras cosas, directora de Andaluces por el Mundo así que tiene la cintura suficiente como para soportar mis neuras escapatorias y al tiempo me comprende bien…
¿Has tenido miedo alguna vez?
Muchas veces. Tal vez demasiadas veces. Hace unos años, al principio de la guerra, me quedé atrapado en el norte de Siria y tuve que entrar en Turquía formando parte de una columna de refugiados. En fin, borremos estas reflexiones porque no puedo evitar ser un cagueta…
¿Has pensado alguna vez que estoy yo haciendo aquí?
Cada vez que viajo.
¿Cómo vuelve uno a su vida cotidiana, después de lo que has visto en el mundo?
Depende de dónde venga y de qué haya visto. El último viaje, a Lesbos y Chíos, en Grecia, fue muy traumático por la cantidad de embarcaciones repletas de refugiados que llegan a las costas, niños, bebés, abuelas, todos arriesgando sus vidas por escapar de la guerra. Y luego escuchar a la gente de mi entorno que vienen a robar, leer en las portadas que hay políticos que les desean lo peor, ver tanta falta de humanidad me desespera.
¿Hay un verdadero contraste entre la información oficial que se lanza desde determinados medios con la realidad que luego ves en el lugar?
Siempre. Los grandes medios no informan, sólo canalizan sus intereses en función de la realidad y la distorsionan para adaptarla al mensaje que quieren dar y que ya tienen preconcebido.
Una pregunta recurrente, de tus historias, ¿cuál es la más te ha impresionado o marcado personalmente?
Los refugiados de Oriente Medio que llegan a Europa, pero también el corralito de Argentina, la situación de Timor Oriental, los cayucos de Senegal, la situación extrema en la que se encuentran los rohingyas (musulmanes de Myanmar) refugiados en Bangladesh… Son demasiadas experiencias para elegir una…
¿Hay algún personaje del que te hayas encontrado en tu camino al cual no puedas olvidar?
Demasiados, me temo…
No sé, si después de tus historias has aprendido alguna lección de vida que va más allá.
Desgraciadamente el ser humano cae en sus mismos errores una y otra vez. Con incrementar mi empatía sobre las desgracias ajenas es suficiente y si encima alguien puede leerlas y sentir lo mismo me daría por satisfecho.
Dices en tu perfil que tu óptica del periodismo es contar historias, pero, crees que siempre es así.
Sí, soy un enfermo de contar lo que veo…
Consigues siempre trasladar lo que te ronda en la cabeza con las palabras adecuadas para que llegue al lector.
Eso deben decirlo los lectores, supongo que hay veces en las que no consigo nada y otras en las que sí, dependerá del calado de la historia e incluso de la inspiración que uno tenga cuando la escribe. Pero sobre todo creo que depende de lo que me haya impresionado una historia.
Es más fácil llegar cuando te llegan a ti que cuando pretendes contar algo que no ha acabado de cuajar en tu interior.
Se dice que la profesión está muy mal, en parte por el descrédito del periodismo actual. En primer lugar compartes esa opinión, y en segundo lugar, sea cual sea, por qué.
Lo he dicho antes, los medios son parte de un tinglado enorme en el que las noticias sirven de pretexto para propagar ideología. En eso España está tan lejos de los países civilizados como Saturno de mi casa. Los medios españoles son muy malos, tremendamente malos y sesgados.
La suerte es que hay profesionales muy buenos que se buscan la vida para hacer llegar lo que ven por sus propios medios. Y también están los grandes profesionales que trabajan en estos medios tan malos y que se buscan la vida para intercalar buenos trabajos entre la morralla política, que es finalmente la que controla todo esto.
No te da la sensación al ver cualquier informativo que hay una desconexión entre lo que interesa a la audiencia y el contenido de la escaleta.
Totalmente, pero es que no se hace periodismo pensando en la gente sino en los inversores, en los políticos, incluso en otros periodistas… Desgraciadamente también hay que decir que el público acude en masa a ver programas de baja calidad en la que todos gritan antes que ver programas cuidados y de calidad, que aunque pocos alguno hay.
Lo que completa el círculo vicioso por el que los medios no ofrecen programas de calidad porque el público ve lo fácil y el público ve lo fácil porque no hay programas de calidad…
¿Qué te ofrece autopublicar en la red, a través de tu blog?
Independencia, contar lo que quiero cuando quiero, a mi ritmo.
Acabas de inaugurar una exposición fotográfica conjunta con la compañera Sara Cantos titulada «El drama de los Refugiados», después de comprobar de primera mano como es la vida de una persona que trata de huir de la guerra y entrar en Europa. Aunque, no he podido verla in situ, si he podido visionar los vídeos de la muestra y he de reconocer que han impresionado, ¿una imagen vale más que mil palabras?
La muestra ha tenido una gran aceptación porque el dicho es cierto: una imagen vale más que mil palabras y ver a esos refugiados pasándolo mal llega mucho más rápido que un sesudo tratado explicando lo mismo.
Ya estás pensando en la próxima aventura ¿cuál?
Es un asunto reservado y tan secreto que ni yo mismo lo sé…. pero me gustaría volver a Colombia ahora que se firman los tratados de paz.