Nuevo informe de WWF España que alerta sobre el deterioro de nuestras aguas marinas, hasta que el punto que algunas especies pesqueras han disminuido su población en un 50% y en algunos casos hasta en un 75%. Caballas o atunes son los más atacados por la voracidad del hombre.
La población de peces comerciales, es decir, aquellos que se destinan al consumo humano están siendo esquilmados hasta límites insospechados en el Mar Mediterráneo, algunas especies están al borde del colapso. Ésta es la principal conclusión del estudio de la ong WWF, titulado «Living Blue Planet». Por lo que comer pescado dentro de pocos años será casi imposible.
En palabras de Giuseppe Di Carlo, Director del Programa Marino Mediterráneo de esta asociación ecologista:
«Estamos capturando peces de tal manera que podríamos quedarnos sin acceso a una fuente de alimento vital para el hombre y un motor económico esencial. La sobrepesca, la destrucción de los hábitats marinos y el cambio climático tienen consecuencias nefastas para toda la población humana. Sin olvidar que son las comunidades más pobres que dependen del mar las que se verían afectadas de forma más rápida y más severa. El colapso de los ecosistemas oceánicos podría desencadenar en un declive económico serio – y socavar nuestra lucha para erradicar la pobreza y la desnutrición «
Aunque, de esta precaria salud medioambiental no se salva ninguna zona del planeta. El informe muestra un descenso del 49 por ciento de las poblaciones marinas entre 1970 y 2012, para llegar a estas conclusiones se han analizado 5.829 poblaciones de 1.234 especies.
Sus hallazgos se basan en el Índice Planeta Vivo, una base de datos de la Sociedad Zoológica de Londres. Aseguran los investigadores que han participado en este estudio que estos datos vienen a demostrar el terrible impacto sobre los océanos de la sobrepesca, las alteraciones del hábitat o el cambio climático, junto a la contaminación.
Los arrecifes en peligro
Pero, hay más, también, este documento ha servido para constatar la fuertes caídas en los arrecifes de coral o praderas marinas, que están prácticamente destruidos. Calculan que de seguir a este ritmo podrían desaparecer en su totalidad hacia el 2050, dentro de a penas unos 35 años. Los perjudicados de esta consecuencia son un 25% de las especies marinas que viven en el refugio que les proporciona estos hábitats y unos 850 millones de personas que se benefician de la actividad económica que generan.
Dicho de otro modo, no solo la actividad humana causa un evidente daño a la Naturaleza, sino, también, a la economía a largo plazo. Están en peligro al menos 2,5 billones de dólares y una base de activos global de al menos 24 billones de dólares, según datos de un estudio previo de WWF.
Por otro lado, a principios de este año, otro estudio independiente de este colectivo demostró que cada dólar invertido para crear áreas marinas protegidas producía el triple de beneficios en empleos derivados del turismo o de la conservación de nuestras costas. Podría generar un volumen de negocio de entre 490.000 millones de dólares y 920.000 millones de dólares entre 2015 y 2050.

Mare Nostrum
Y en cuanto a nuestro Mediterráneo, el estudio es claro. Está malherido, se capturan cada año alrededor de 1,5 millones de toneladas de peces, el 95% de los stocks están sobreexplotados y el 89% agotados, y la mayoría de las especies de tiburones están prácticamente extintas. No es para menos, ya que sufre el impacto de 150 millones de personas que viven en sus costas y la avalancha de 270 millones de turistas.

Hay esperanza
La buena noticia es que aún hay solución si se toman las medidas necesarias para la recuperación de la salud de las aguas marinas. Para ello es necesario llegar a un nuevo acuerdo mundial que se base en modelos de desarrollo sostenible, propuestos ya por la ONU, y por supuesto, en acciones enfocadas a frenar el cambio climático, de no ser así podríamos ver desaparecer una fuente de riqueza natural, según WWF.
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