La llegada del final de curso para algunos niños no es una buena noticia, sino un auténtico problema, al cerrar los colegios. En un país como el nuestro donde uno de cada 3 menores vive en riesgo de exclusión social. La precaria situación económica de sus familias provocará que en muchos casos su alimentación se resienta, puesto que sus padres no pueden ofrecerle por falta de recursos una dieta sana y equilibrada, y su única comida en condiciones es la que les ofrecen los comedores escolares.
La Fundación Educo calcula que medio millón de menores se quedarán sin becas comedor. Estiman que de ellos, unos 200.000 no pueden comer carne o pescado cada dos días.
Pero, hay más datos que son muy tristes y que nos dan idea en que situación estamos la mayoría de los españoles, y que demuestran la insensibilidad de los que gestionan el dinero público. La malnutrición es una de las consecuencias directas de la crisis y se calcula que uno de cada cuatro pequeños no ingiere una alimentación adecuada, y no es porque sus padres no son responsables si no porque no pueden hacerlo por no tener dinero para ello.
De ahí que sea tan importante que no se cierren los comedores de los colegios, porque, desgraciadamente, de esta manera se garantiza que al menos una de sus comidas tenga la calidad y los nutrientes que nuestros niños merecen.
Menos mal que existen las ongs en España y que su trabajo es digno de alabanza porque ayudan a millones de personas que de otra manera estarían desamparadas, ante la ineficacia clara de la administración pública, y su más que evidente falta de solidaridad. Las ong no son la solución, sino las políticas sociales que miren hacia los intereses de la mayoría.