Hoy nos levantamos con una campaña reivindicativa que propone que pasemos un día sin escuchar música. Buscan un IVA razonable, ya que en la actualidad adquirir la entrada para acudir a un concierto está gravado con un 21%. Un precio final que para muchos es demasiado elevado, y esto ha provocado grandes pérdidas en un sector ya mal trecho por la crisis económica.
Según recoge la prensa nacional hace cinco años generaba una facturación 189 millones de euros anuales, en 2013 bajo hasta los 158. El año pasado experimento una mejoría, alcanzó los 173 millones de euros.Pero aún así la Asociación de Promotores Musicales junto a otros colectivos la consideran insuficiente. Achacan este parón en gran parte a la subida del IVA del Gobierno popular.
En 2012 era del 8% y se elevó al 21% en esta legislatura. Es más, recuerdan que un espectador francés o alemán paga cuatro veces menos de impuestos que un español. Aseguran que esta medida del Ejecutivo ha hecho que de media se pague 8 euros más. Un encarecimiento que ha provocado que se haya perdido el 30% de los asistentes en los conciertos. Lo que se traduce, también, en la pérdida de puestos de trabajos, concretamente se estima que en el mundo de la cultura se han desvanecido entre 40.000 y 50.000 empleos.
Tampoco, consideran que sea una medida efectiva. Según los datos de la Asociación de Promotores Musicales en los doce primeros meses de su aplicación se recaudaron unos 13 millones de euros extras, pero, al vivir horas de vacas flacas el sector, el Estado dejó de cobrar unos 42,3 millones en concepto de Seguridad Social e IRPF.
Finalmente, este grito mudo ha ido acompañada por la recogida de más de 200.000 firmas para exigir que el Gobierno lo baje al 4%.