Adoptar, un parto más largo y difícil cada año


El año 2004 en el mundo se vivió un boom en el número de las adopciones, España junto a Estados Unidos fueron los países que más menores recibieron. Sin embargo, a partir de 2009 se invirtió la tendencia.  Por otro lado, en nuestro país prácticamente unos 200 pequeños españoles son dados en adopción, frente a las 33.000 familias que son declaradas idóneas, que acaban optando a las adopciones internacionales.


Demasiadas consecuencias de la crisis, y todas parecen recaer sobre los más débiles. Entre ellas, me temo que ha bajado el número de adopciones por parte de  las familias españolas. Una simple búsqueda viene a darme la razón. Pero, veamos cuales son esos porcentajes o si verdaderamente como factor determinante de esta disminución se encuentra el pésimo devenir de las economías domésticas. También, hasta que punto han podido influir las distintas normativas vigentes que han ido cambiando, entre otros motivos, o la diferencias entre las adopciones nacionales y las internacionales.

Adopciones Internacionales

Según, el profesor Peter Selman de la Universidad de Newcastle en un estudio sobre el cambio de tendencia en las adopciones internacionales, recogido por la Universidad de Barcelona, que analiza el comportamiento en esta materia en 23 países receptores, entre ellos, España, hasta finales de 2010: no hay duda, el número de niños que han encontrado un hogar ha bajado significativamente en los últimos años.

De él se desprende: «El número total de adopciones internacionales alcanzó su máximo en 2004, después de un aumento constante de las cifras anuales desde la década de 1990. Desde entonces, las cifras anuales han disminuido hasta el punto de que en 2008 el total fue menor de lo que había sido en 2001 y en 2009 menor que en 1998. Durante este tiempo, el auge y la caída fue evidente en la mayor parte de las regiones y países. En 2009, sin embargo, algunas cosas han empezado a cambiar, con más niños y niñas yendo a países europeos que a Estados Unidos que, hasta entonces y desde mediados de 1980, recibía la mitad de todas las adopciones internacionales».

Lo primero, nos fijamos en los números globales,  en 1998 hubo poco menos de 32.000 adopciones, que se incrementaron a 45.000 en 2004 para luego reducirse en 2009 a menos de 30.000 y continuar descendiendo en 2010 . Es decir,  en  seis años aumentó en un 40,62% los padres y madres adoptantes internacionales, para caer en un 33,3% 5 años después.

De estas historias de niños y niñas que encontraron un hogar y una familia, España jugó un papel fundamental. Se convirtió en el primer país receptor de Europa, y el segundo del mundo, únicamente superado por el gigante americano.

 Otro dato a analizar apuntado por el profesor Selman que llama la atención es cómo Europa se ha ido convirtiendo en el principal receptor frente a los Estados Unidos, cuando durante muchos años fue al contrario. Quizás, haya tenido algo que ver el concepto de vientre de alquiler, que en Norteamérica es una práctica más o menos permitida, frente a las dificultades de adoptar o que  algunos padres se decantan por esta opción al tener el bebé sus propios genes, mientras que en nuestro país es ilegal esta posibilidad por razones éticas.

A pesar de ello, según recoge la prensa nacional hasta 800 familias de nuestro estado han recurrida a estas gestantes. Incluso, hablan del precio del proceso entre 50.000 a 200.000 euros. Para ello, acuden, por supuesto,  a EEUU junto a Rusia, Ucrania, México, Georgia y Kazajistán donde existe cobertura jurídica sobre esta cuestión. El problema radica en que luego es difícil registrar al niño en el juzgado. Pero, utilizando argucias legales se puede conseguir si la madre biológica renuncia a su bebé en España que el padre tenga plenos derechos sobre su hijo, como inscribirlo en el registro con su apellido.

 La procedencia de los menores

Otro aspecto importante para analizar este fenómeno en su globalidad, es saber cuáles han sido los principales países emisores. Circunstancia que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, pero si tomamos como referencia los datos estadísticos  de la Comisión Especial de La Haya de 2010 y en estimaciones basadas en datos procedentes de los países receptores sobre el origen de los niños y niñas adoptados internacionalmente nos encontramos con que en el período de 2003 a 2010 que Rusia, China, Etiopía y Guatemala han sido los mayores emisores.

Sin embargo, como ya se ha apuntado anteriormente no siempre ha sido así, debido a distintas circunstancias, especialmente, a las políticas. Esta realidad podemos comprobarla con los números, por ejemplo, entre  1992 y 2010, más de 125.000 niños y niñas fueron adoptados en China y más de 100.000 en Rusia.

Al igual que las preferencias de los países receptores también han ido cambiando, influenciados por las agencias de adopción. Por ejemplo, si comparamos España con la República Francesa tenemos que en 2009 la mayor parte de estos niños venían de África mientras que en nuestra región los euroasiáticos fueron más numerosos.

Adopciones nacionales en España

Una vez conocido los datos de las adopciones  internacionales, fijémonos en los números de las producidas entre familias españolas y menores de procedencia nacional. Lo más destacado es la diferencia tan abismal entre ambas cifras. Es más, según recogen los diarios nacionales en 2012 se adoptaron 1700 menores foráneos frente a los 200 españoles, una tendencia que como hemos visto se mantiene a lo largo de los años. Un variación porcentual del 750%.  Y prácticamente sólo en 2002 y 2003 se superaron apenas el millar, mientras que jamás se ha bajado de esta cantidad en el caso de las internacionales.

Las causas de esta realidad son diversas, pero, quizás la más evidente es que existen pocos niños adoptables en España frente a la comunidad internacional.  Tanto es así que existen 33.000 familias, declaradas como idóneas para adoptar (el 90% de las presentadas suelen obtener este certificado), pero, como hemos visto, en 2012 sólo se dieron a 200 menores. La razón es que la mayoría de los que viven en orfanatos tienen familia, y legalmente sólo pueden ser dados en acogida.

Por otro lado, los tiempos de espera varían mucho, y éste es un factor determinante. Se estima que la duración media de un proceso internacional tarda unos 2,5 años frente a los entre 5 y 7 años en las nacionales. 

Por eso, muchos padres se decantan por la opción del acogimiento que es mucho más rápido hasta que logran un acogimiento definitivo con sus riesgos, puesto que durante este tiempo las circunstancias de sus familiares biológicos pueden cambiar y hacer que vuelvan con ellos. Así que estas razones explican el porqué de esta diferencia, entre las nacionales y las internacionales.

El futuro inmediato

De momento, los expertos hablan de una disminución en la solidaridad de este tipo de actos beneficiosos para ambas partes. En parte por razones políticas, China y Rusia con aspiraciones de potencia mundial han reducido drásticamente los menores dados en adopción, endureciendo sus leyes, puesto que sería reconocer que no pueden hacerse cargo de sus niños abandonados. Incluso, por causas religiosas, Malí y Marruecos tan sólo los dejarán a familias musulmanas.

Unido a numerosos casos de fraudes en las adopciones internacionales,  han hecho que algunos países restrinjan o suspendan estos tratados. Y lo más preocupante, en Corea han sido los propios niños adoptados los que de adultos se han quejado de la realidad que les tocó vivir.

Por eso, desde algunos organismos internacionales tratan de mejorar los mecanismos de adopción, buscando la protección del menor por encima de todo. Así que se abre un futuro incierto para las familias adoptantes y para sus posibles hijos.

Fuentes Consultadas

Estudio sobre las tendencias globales en las adopciones internacionales. (1.)

La adopción internacional en España (2.)

Trámites en Andalucía para las adopciones (3.)

Trámites para las adopciones en la Comunidad de Madrid (4.)

Información sobre adopciones (5.)

Estadísticas INE (6.)patitas

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