«Jamás penséis que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, no deja de ser un crimen». Estas palabras pertenecen al escritor y periodista Ernest Hemingway. Me parecen muy acertadas, pero, añadiría algo más, mayor crimen es cuando los vencedores condenan al ostracismo a los perdedores, y no me permiten que sus familiares los entierren o, al menos, puedan llevarles unas tristes flores de difuntos.
Nadie habla ya de justicia, no tendría sentido. Después de más de 70 años sus verdugos seguramente no vivirán, y nadie es culpable de los crímenes de sus antepasados. Es más, estoy segura que muchos de los que dispararon los fusiles creían que estaban haciendo lo correcto, obedeciendo órdenes de esa cadena de mando donde la responsabilidad se difumina. Incluso, se verían envueltos en este conflicto, sin saber el porqué, manejados por los invisibles hilos de una guerra civil, al igual que los que cayeron en el otro bando. No estoy entrando en juicios de valor, ni de ideologías, ni quienes eran los buenos o los malos.
Superada esta realidad, sigo sin entender la causa de tanta crueldad, al poner mil impedimentos para que sus hijos, hermanos, nietos no se les permita, ni siquiera, saber donde están sus restos mortales o tener un lugar con una placa con su nombre.¿Cabe mayor inhumanidad?¿Acaso no se merecen ser enterrados dignamente? Un derecho humano que es inviolable, y que en España parece no reconocerse.
Después de tanto tiempo, de tantos gobiernos de distinto color, ninguno ha hecho lo suficiente por respetar a los que murieron en una guerra y a sus familiares, que han pasado toda una vida sin ellos y sin su nombres. Los únicos que dieron un pasito, y aunque seguramente algunos les moleste reconocerlo, fue el Gobierno de Zapatero. Lo hizo a través de la Ley de la Memoria Histórica, bonita en el papel, pero, sin la suficiente dotación económica, y ahora con Rajoy los esfuerzos son totalmente nulos.De facto está derogada por carecer de partidas presupuestarias.
Informe de la ONU
El pasado 30 de julio de este mismo año, la ONU instaba al Gobierno, a través de un informe, a que se pronunciase sobre cómo ayudar a aquellos que llevan años y años buscando a sus familiares. Es más, les recuerda que es su obligación y resposabilidad, según recogieron los principales diarios españoles. Lo es gracias al Derecho Internacional y a la Declaración sobre protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, ratificada en 2010. Les exige, además, un plan estatal con el objetivo de dar verdad y justicia a las víctimas de las desapariciones franquistas. Una meta prioritaria, que no llevarla a cabo no puede ser justificada por la crisis. Y lo apremia debido a la avanzada edad de los testigos. También, dicho informe alude a la necesidad de eliminar sin demoras los símbolos e insignias del Régimen.
Una Historia más
Y es que lo verdaderamente importante es encontrar los restos de aquellos que vieron sus vidas sesgadas Por ejemplo, los huesos de Francisco Solís Pinto, natural de Almargen (Málaga) de 30 años de edad, agricultor, casado y padre de 4 hijos, entre ellos mi madre, que con tan solo 3 años se quedo huérfana. No combatió en la guerra, tampoco, militó en ningún partido. El único delito fue que su hermana estuvo en la cárcel por repartir pasquines de la República en las calles, según cuenta mi madre. Delatado por el cura de su pueblo por no caerle bien y por ser orgulloso, estuvo varios días detenido en cuartelillo y cuando fueron a llevarle comida, un guardia les aviso que ya no la necesitaba. Nunca más se supo de él. Es una historia olvidada más de las cientos de miles que aún permanecen abiertas.
Ayuda estatal «usted se las arregle»
Es incuestionable el informe de la ONU. Cuando hace meses volví a retomar la búsqueda de mi abuelo, y tras ponerme en contacto con las Asociaciones de mi comarca y de la provincia sin obtener ninguna respuesta, encontré por causalidad el buscador de las víctimas del Ministerio de Justicia.
Por supuesto, su nombre no aparece listado. Entonces, acudo al Apartado de Información Ciudadana, y aquí mi estupor es mayúsculo. Te dice que des todos los datos que dispongas de la persona desaparecida, y que ellos únicamente son la correa de transmisión con la Asociación de la Memoria Histórica pertinente. Olé y olé. Esto se llama esforzarse y ser un gobierno solidario y garante de los derechos humanos. Entonces, me pregunto para qué sirve este buzón, si eso ya lo hice antes, y cualquiera puede hacerlo sin necesidad de acudir a este especie de buzón virtual.
Por eso, en realidad, visto esto, y volviendo al informe de la ONU calificado de demoledor, corto se queda. Porque directamente es una tomadura de pelo, una venganza de ultratumba a la que ningún gobierno democrático ha querido poner fin, y menos, los herederos de la derecha de este país. Por mucho que no quieran que nos acordemos de ello, el fundador de este partido y presidente de honor hasta sus últimos días fue un Ministro de los Vencedores. Una desvergüenza más de este Gobierno Inhumano, y lo diría igual si los desaparecidos hubieran sido del bando nacional, por si por obvio lo han olvidado, las ideologías son ideas,y eso no nos hace perder la condición de persona.