Ha comenzado la cuenta atrás para el apagón de 9 canales de los 24 de la Televisión Digital Terrestre (TDT). En pocas horas, 3 de Atresmedia, 2 de Mediaset, otros de 2 Veo TV, y otro par de NET TV acatarán la sentencia del Tribunal Supremo. Se declara que sus adjudicaciones fueron ilegales, al no haber respetado la Ley Audiovisual de mayo de 2010. Entre otras cuestiones, no se convocó un concurso público para acceder a estas licencias.
La verdad que el cierre de cualquier medio de comunicación es siempre una noticia triste. Independientemente de las razones más o menos justificadas para ello. La parte más débil es siempre la más perjudicada, sus trabajadores. Cierto es que como profesional cuando surgió el nuevo espectro audiovisual creí que era un rayito para muchos que estaban en el paro, y la realidad es que prácticamente no ha tenido impacto en la contratación. Pero, por muy poco que éste haya sido al menos tuvieron que dar trabajo a los técnicos de continuidad.
Para mí, ha sido un gran fiasco. Por un doble motivo, por la anterior causa, y como consumidora. Si miramos la programación de la TDT, aplasta por mayoría las series repetidas hasta el aburrimiento. Se trata de rellenar 24 horas a costa de lo que sea. Exagerados son los casos de Factoría de Ficción o de Neox. Me atrevo a decir que la calidad no es la premisa en estos proyectos, ya consolidados.
Por otro lado, todo acto tiene una consecuencia, y en realidad, ya hay voces que apuntan que los grandes beneficiados de este nuevo panorama, al quedar libres 9 frecuencias, son las operadoras como Movistar o ONO. Puesto que sea como sea esta medida judicial abre la puerta a un nuevo reparto. Y ahí estará la clave de todo este misterio, porque cuatro años son demasiados para dar marcha atrás en un proceso que nació viciado como ha sentenciado el propio Tribunal Supremo.
También, habrá que estar pendiente a cómo los perjudicados directos se toman esta noticia. Me refiero a los gigantes audiovisuales que más pierden, Atresmedia y Mediaset, si cambiarán sus líneas editoriales. Ya que una solución apuntada era que el actual gobierno redactase un decreto-ley que evitase el cierre. De momento , lo que hay son grandes incógnitas, y un empobrecimiento de los contenidos de la TDT. Pasamos de 24 canales a 15 hasta que se cubra de nuevo la oferta.
Finalmente, donde están los castigos contra los responsables políticos, que tramitaron, otorgaron y consintieron esas licencias declaradas ilegales. Para variar no existen. Una vez más, nunca se llega hasta el final, y el poder político e institucional no paga sus deudas con los ciudadanos. Estamos tan acostumbrados a ello, que ni siquiera lo planteamos, y pocos ponen el acento en esta cuestión que para nada es baladí.