Yo si fuera político de profesión, me lo haría mirar

Imagen cedida por Jrmora

Se acaba de publicar   la última encuesta del Centro de Investigaciones Científicas,para los amigos el CIS, y es para reflexionar. Porque hay datos, que si nos dedicásemos a la política, nos tendrían que quitar el sueño. Más del 85 por ciento de los españoles consideran que la corrupción está muy extendida en nuestra piel de toro, frente a un 5 por ciento que cree que poco o nada. Aquí, con todos mis respetos, qué ilusos… ¿o serán familia?, porque sino no lo entiendo. Diría, entonces, que se han ganado a pulso esta mala imagen. Directamente, ya no nos cuelan sus excusas peregrinas, y  es que hay demasiadas en la historia de  nuestro país.

Se me vienen a la cabeza, algunos ejemplos, como el  Isabel García Marcos, primera teniente de alcalde de Marbella, que al encontrar en su casa 360.000 euros dijo que el dinero era   el de la herencia de su hija.  Claro en aquel momento, todos nos preguntamos como una concejala e inspectora médica, podría dejar tal magna cantidad de calderilla a su vástaga. En fin, cosas de la vida,  como diría aquel. Qué pena, que nunca nos enteraremos,  de las razones reales del porqué se dejó durante 15 años al gilismo, sin que ninguna institución interviniera.  Esto tendremos que encargáselo a Iker Jiménez, para que su nave del misterio arroje algo de luz.

Pero, no hace falta  remontarse hasta tan lejos, concretamente a 2005, cuando comienzan las primeras investigaciones del Caso Malaya. En nuestros días, todos podemos sospechar de alguien, del alcalde de no sé que pueblo, del gobierno autonómico de una comunidad cualquiera…Eso os lo dejo a vosotros, para que le pongáis la cara de quien queráis…

Lo cierto es que hay casos más mediáticos que otros, por mil razones. Generalmente, por intereses más o menos oscuros, y otras, simplemente, porque da bastante juego al editor.  Así rellena y rellena páginas de periódico, boletos de radio o informativos de televisión,cuando su público, pues, está más interesado en cuestiones más mundanas. Porque quizás,  el jefecillo esté inmerso en su burbuja de la redacción, y se haya olvidado  que su producto está destinado a gente.  Dejemos esta cuestión atrás que podemos estar un siglo hablando de esto. Recordemos un caso estrella, el  Gürtel, y los trajes de 30.000 euros de Francisco Camps.

Y tanto creemos en la corrupción de   aquellos que deben hacernos la vida más cómoda, que  son considerados, por muchos meses ,  el tercer problema de España.  En esta casta de privilegiados depositamos la confianza  y el dinero de todos,  para que regulen cuestiones tan importantes, para el progreso común, como la sanidad, la educación o la economía, incluso, la cultura. Tanto ha ido el cántaro a la fuente, tanta ha sido la decepción, ineficacia y choriceo que no los vemos como una solución, son un   gran obstáculo  del camino.

No es que no crea en la política, en la capacidad de los pueblos para decidir hacia donde quiere ir, en el voto o en la democracia. Lo que  interpreto de estos datos es que ya no creemos en los políticos. No están a la altura de las circunstacias, ellos nos han metido en la crisis, manejados por el fantasma de los mercados, y nos hacen pagar sus consecuencias de manera crúel e injusta. Nos congelan las pensiones, en su agenda no oficial, tratan de desmantelar lo público, para que ellos, sigan ganando lo mismo, y si puede ser más.

 

V a resultar que era verdad, las palabras de lord Acton, pronunciadas en el siglo XIX: «el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absotamente». Triste pero cierto al 100 por cien. Y esto ya lo sabemos los españoles, y lo peor que no se ven atisbos de que cambie, y nos demuestre la realidad que este viejo historiador inglés estaba equivocado.

 

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