La ong Save the Children denuncia que en 18 países del mundo se siguen reclutando a menores
En 7 de los 18 países, las niñas, también son armadas y convertidas en esposas de los miembros de las milicias
Aunque, es imposible saber la cifra de niños y niñas que son soldados en el mundo. No existen datos oficiales, pero si se conoce cuales son las regiones donde sigue siendo cotidiano el reclutamiento de menores. La respuesta está en la última denuncia que Save the Children ha hecho. Según esta ong en 18 países esta práctica es habitual. Además, las niñas no sólo son armadas, sino que son utilizadas como esclavas sexuales o como esposas en matrimonios forzosos.
Países donde los niños son soldados
Como cabe pensar no sólo son reclutados en países como Siria. Sino que los menores forman parte de los grupos armados en la República Centroafricana, en Afganistán, Colombia, Costa de Marfil, Filipinas, Irak, Líbano, Mali, Nigeria, Myanmar, Pakistán, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, República Democrática del Congo, Tailandia y Yemen.
Representan prácticamente el 10% de los países del mundo. Dicho de otro modo, de 196 estados reclutan a niños en 18. Un porcentaje demasiado alto para una realidad inadmisible.
En estas zonas, según Save the Children, operan alrededor de 51 grupos detectados por Naciones Unidas como Boko Haram, en Nigeria; Seleka y Antibalaka en República Centroafricana; Al Shabaab en Somalia; el Estado Islámico del Iraq y Sham (ISIS) o las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), así como otros bandos que no dudan en reclutar a menores para sus filas.
Las niñas, las más castigadas por la violencia
En 2013, la ONU detectó otra realidad que viene a complicar más la duras condiciones de vida para las niñas en estas zonas en conflicto. No sólo son usadas como esclavas sexuales y en matrimonios forzados, sino que, también son adiestradas para la guerra.
En 7 de estos 18 países las menores son armadas. Tanto en Colombia como en Filipinas, República Centroafricana, Somalia, Sudán, República Democrática del Congo o Tailandia su drama es doble.
Un dato más, también se ha observado este fenómeno en En Sierra Leona. Allí se calcula que hasta un 60% de las niñas soldado se convirtieron en «esposas de la selva», al igual que en Liberia o Angola.
En ocasiones, las menores acceden a estos matrimonios voluntariamente, como ocurre entre los comandantes de las FARC en Colombia. Y esto ocurre porque al tener el estatus de esposa de un mando evitan que sigan siendo violadas por otros miembros del grupo.
Por otro lado, esta igualación en las armas y la utilización de la violencia no supone, sin embargo, estar libres de abusos y violencia sexual, ni de estigma. Tampoco del posible rechazo de la familia en el momento de su reintegración, a pesar de que hayan sido secuestradas.
Como única salida a la miseria
Hay que ser conscientes de que no todos de estos menores son obligados. La realidad es aún más terrible porque no sólo están amenazados por la violencia, sino también, por la pobreza extrema.
No todos los casos son de menores reclutados a la fuerza ni secuestrados. Existen factores que pueden influir para que un niño o una niña se una a un grupo armado de manera “voluntaria”.
En algunas zonas, pertenecer a un grupo armado se ve como una salida a situaciones de miseria. Creen que la milicia puede proporcionarles protección, comida y una familia sustituta. Lo cual hace que si la comunidad internacional tuviera voluntad verdadera para erradicar esta lacra con ayuda se podría acabar con este drama para miles y miles de menores que ven su infancia rota.
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