Aunque nunca es demasiado tarde, me sorprende que ahora se hable más abiertamente sobre la precarización de los profesionales de la comunicación, cuando muchos es la única realidad que hemos conocido a lo largo de nuestra carrera.
Desde luego, no me considero el ombligo del mundo, pero creo que mi propia historia es el reflejo de otros muchos compañeros. A lo largo de mis 15 años de profesión, las condiciones laborales nuncan han sido las que nos merecemos.
Hemos invertido tiempo y dinero en nuestra formación, y por ello, al menos deberíamos tener respeto que pasa por tener un sueldo digno que te permita vivir. Entiendo que no depende la vida de nadie de lo publicado en un medio, pero si es una profesión con vocación de servicio público, y de gran responsabilidad, porque contribuimos a construir la visión del mundo que los ciudadanos tienen.
A finales de los 90, lo primero que me encontré fue el intrusismo. Había una gran profeliferación de medios, y grandes cabeceras tenían delegados, no sólo en las capitales de provincia sino, también, en las comarcas. Por ejemplo, en Antequera, existían dos corresponsales del diario Sur, otro de la Opinión, y Málaga Hoy. Por supuesto, de las agencias EFE y Europa Press. Precisamente, esta útima en el año 98 pagaba la pieza a 600 pesetas. Dos noticias envié y comprobé que casi me costaba el dinero. Así que bye-bye.
En cuanto, a los medios locales, una población, como la citada anteriormente, con 45.000 habitantes, contaba con una televisión, tres semanarios y dos emisoras de radio, una de ellas, de Onda Cero, que aún pervive.
Y retomando el tema del intrusismo, después de esta enumeración de puestos de trabajo, licenciados de periodismo tan sólo éramos unos cuantos, si la memoria no falla 4, y estábamos terminando la carrera, los demás, venían de gremios muy distintos. Sobresaliente era el caso de la TeleAntequera, no había nadie con la formación adecuada. Pero, bueno, para su tiempo el producto era del encanto de las televisiones locales.
Y lo cierto es que, que aunque estaba de media jornada, me pagaban 40.000 pesetas, luego conseguí en el 99, que me ampliarán la jornada, y pasé a las 80.000 pesetas. En fin, un sueldazo. Y unas condiciones magníficas: no había descanso si estabas de guardia el fin de semana, e incluía ir a poner una cinta superVHS, con una misa grabada los domingos por la mañana. Así que sin duda alguna, la precariedad laboral ya existía por aquellos años. Tampoco, a mis compañeros les iba mucho mejor, porque muchos no tenían contrato. Y claro, cuando los fueron despidiendo, no tuvieron derecho a nada.
La década de 2000
A principios del siglo XXI, fue bastante curioso, nosotros tuvimos la suerte o la desgracia de que llegó Localia a nuestras vidas. TeleAntequera fue comprada por ellos. Aquí, aunque disponíamos de más medios, pegamos el salto de lo análogico a lo digital, poco a poco nos fueron sobrando cámaras, porque de cuatro redactores pasamos a uno. Y aún así, en el fondo éramos unos privilegiados porque insistó teníamos contrato, y pagas extras, y nuestro sueldo rondaba los 800 euros. Ser mileurista era un sueño, que tan sólo podías alcanzar, si colaborabas para otros medios. En mi caso, para el Correo de Málaga, tan sólo duro un año y medio.
Para las elecciones de 2004, en plena supuesta bonanza económica, llamaba la atención, como nacían nuevos medios de comunicación. Recuerdo, que por ejemplo, un empresario dedicado a la distribución del gas, montó hasta un semanario nuevo en la comarca, aguantó algún tiempo, pero su caída fue lógica porque se cumplió el dicho popular de zapatero a tus zapatos. Y desde luego, los profesionales no pueden luchar contrar el desconocimiento de sus jefes…
Tampoco era mejor la situación de mis compañeros, porque si antes un delegado de un medio provincial más o menos vivía con su sueldo fijo, en el 2006 me ofrecieron por cubrir la comarca , 250 euros al mes, y por supuesto, sin ningún tipo de contrato. Es más, el Sindicato de Periodistas de Andalucía, por aquellos años lanzó la campaña de «MI PRECARIEDAD, TU DESINFORMACIÓN».
Por avatares de la vida, y después, del triste final de Localia, que ya todos sabemos, pues a empezar de nuevo, y en 2007 aterricé en un medio público de cobertura regional. Descubrí que otro mundo era posible, que lo excepcional debería ser la norma. Pero, también, tiene trampa. Porque si estás cubriendo bajas, pues ya sabemos lo que te queda: no poder hacer planes y la maleta siempre a cuestas. Pero, es otro tema, que lo dejaremos, de momento, en la recámara.
Mientras tanto, entre contrato y contrato, en 2008, llegué a la Asociación de Prensa de Málaga, y para mí fue el peor trabajo que he tenido en mi vida, eso sí, cuanto a respeto al horario no tengo nada que decir, pero tan sólo un detalle, consulté con un abogado laboralista, y me dijo que el convenio que me estaban aplicando llevaba años derogado: penoso. Me fuí a casa.
El presente
Por eso, yo me pregunto cuando ha habido buenos tiempos para los periodistas...Sinceramente, creo que ahora la situación está llegando a unos límites insospechados, y que directamente, está siendo una carrera hacia el subsuelo de los derechos laborales. Cada vez más paro, más ERES, más CIERRES, pero ninguna revolución, para intentar frenar esta sangría que lleva muchos años incrustada en el día a día del profesional de la información. En fin, como digo siempre, habrá que seguir sobreviviendo…