

Hasta unos 7.000 civiles han muerto bajo las bombas del régimen sirio, entre las víctimas, casi 1.000 mujeres y 1.500 menores. Los ataques rusos y los del Gobierno se atribuyen la muerte de 3.702 yihadistas, y la coalición internacional liderada por Estados Unidos, otras 3.500 bajas entre las filas del Estado Islámico.