Los datos del paro de octubre son pésimos si el mes pasado bajaba en más de 26.000 personas, en este octubre se han incrementado en más de 82.000 parados más. Cuando faltan tan sólo unos 50 días para las elecciones generales es necesario comparar los datos de hace cuatro años cuando aún estaban los socialistas con los actuales, de un gobierno popular. Los datos son claros, a penas hemos avanzado en paliar el número de parados en España. La diferencia es de unos 200.000 desempleados menos, aunque, la cifra de trabajadores totales es más baja en la actualidad.
Acaban de salir de los datos del paro del mes de octubre. Y ha vuelto a crecer el número de personas que no tienen ocupación, cuando faltan menos 50 de días para las elecciones generales, en más de 82.000 personas.
Por lo que cobra especial importancia, primero porque lo interesante es compararlos con los datos del último gobierno socialista, y no empeñarse en buscar en las series históricas aquellas cifras que vienen a avalar las tesis de la recuperación de los populares, como ha hecho, por ejemplo, el diario ABC que ha buscado en las estadísticas de hace 41 años para decir que está genial. Y segundo lugar, hay que recordar que el Partido Popular para llegar al poder prometió en plena campaña unos 3,5 millones de empleo.
Unas declaraciones que deberían de perseguirles siempre. Ya que demuestran como engañaron a los votantes. Y viendo que su objetivo no lo iba a cumplir, se afanaron en decir que ellos lograrían bajar las cifras del desempleo heredadas de la anterior legislatura, la de Zapatero. Aunque, ciertamente, en ambos casos por lo abultado del número de parados es un fracaso, y detrás se esconde el drama de millones de personas con un futuro roto.
Porque perder el trabajo en España es volverse invisible, y en especial, si ya no estás cobrando ninguna prestación. Las políticas activas de empleo son directamente nefastas a tenor de los resultados, y quizás, la razón esté en la falta de voluntad real para acabar con el paro, sino de otra manera, no se explica. Tan sólo se acuerdan de ellos cuando se acercan las elecciones para rascar unos votos. Hace tan sólo 5 meses, a finales de mayo, el presidente, Rajoy, afirmó en un mitín que ya nadie hablaba del paro. Otras declaraciones que habría que recordarles. Y que vuelven a incidir lo poco que le importan los más de 4 millones de españoles inscritos en las oficinas de empleo. Demuestran una vez más la falta de sensibilidad en este dramático tema que afecta a tantas personas en este país.
Visto lo visto, comprobemos con números la gran mentira y el fracaso de este Gobierno en materia de empleo. Para ello, tiremos de hemeroteca, y comparemos octubre de 2011 con el mismo período de 2015.
Comparativa del último mes de octubre del mandato de Zapatero con el de Rajoy
En estos últimos datos del paro oficiales del Ministerio de Empleo, referidos al mes de octubre, la cifra total de desempleados inscritos se sitúa en 4.176.369 personas, y utilizando la misma fuente, pero mirando al mismo mes de 2011, eran 4.360.926. La cuenta es fácil, al restar da que en la actualidad tan sólo hay 184.557 parados menos. Nos quedarían para alcanzar los 3,5 millones de puestos de trabajo prometidos, más de 3 millones, unos 3.315.443 empleos.
Las políticas populares tan sólo han sacado de las colas del paro a penas unos 200.000 españoles. Y como la lógica marca, este número es tan bajo que no es motivo para sacar pecho, sino para esconderla por vergüenza. Además, viene con trampa porque estas cifras tienen letra pequeña.
Para empezar, al mirar a los datos de los afiliados de la seguridad social, es decir, de cotizantes, ahora estamos en 17.221.467 , hace cuatro años en 17.360.313. Dicho de otro modo, había 138.852 personas más trabajando.
En cuanto, a los contratos firmados en este último mes se firmaron unos 1.760.610 de los cuales 1.608.958 han sido temporales, y en pocos meses, incluso, días, estos trabajadores volverán al paro. Lo que representa un porcentaje del 91,38%. En octubre de 2011, de los 1.294.801 nuevos contratos un 92,48% eran, también, temporales, esta tasa a penas ha mejorado un punto. Con lo cual la inestabilidad de mercado laboral sigue siendo tremenda.
Veamos, otra muestra más de la precariedad en nuestro mercado laboral, la evolución de los contratos temporales a tiempo parcial, jornadas que no llegan a las 8 horas legales de trabajo y que serán solo durante un tiempo determinado, en octubre 2011 significaron un 31, 87%, y en 2015 impacta sobre 599.410 contratos y con un porcentaje superior en 3 puntos, de 34,05%.
En relación a la cobertura social, esto es los parados que cobran algún tipo de prestación por estar sin empleo, y habiéndolo cotizado antes, tenemos que hace cuatro años alcanzaba a 7 de cada 10 desempleados, en 2015 tan solo tienen ayuda un 54,79%. El descenso ha sido brutal, más de 15 puntos con los populares. La razón es la existencia de los parados de larga duración a los que hace años se les acabó su cobertura, y que la administración ha dejado totalmente desamparados.
Y otros datos contundentes, en 2011, según el informe de la Fundación 1 de Mayo, el número de hogares con todos sus componentes en edad de trabajar en paro eran de 476.000 y la tasa de pobreza entre las familias que tenían algún miembro trabajando era del 12,1%. Y si miramos estos mismos indicadores en 2015, se observa en cuanto a la pobreza laboral un porcentaje del 14,2% y el número de hogares con todos sus miembros en edad de trabajar y en paro son 1.572.900, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa de este tercer trimestre. Casi se ha cuadriplicado en estos años de gobierno popular.
En conclusión, y analizando la realidad a través de los datos oficiales, los facilitados por cada Gobierno del momento, no hemos avanzado nada en cuatro años, más bien, hemos desperdiciado el tiempo de millones de familias que verdaderamente ya no pueden aguantar más y que se encuentran en una situación de emergencia social.
Lo peor será ver como tratarán de nuevo de engañarles para ganar las elecciones del 20-D, prometiéndoles que encontrarán trabajo, cuando sus antecedentes avalan que no tienen ninguna voluntad política de solucionarlo.
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