La nota media que nos pone la OCDE supera el aprobado por pocas décimas. En políticas económicas enfocadas a garantizar el bienestar nos quedamos en la posición 33º, y en democracia, tampoco, va mejor, ocupamos el puesto 30º sobre 41 países. Señala, además, que las ayudas a las familias que el Gobierno ha puesto en marcha son propias de los estados subdesarrollados.
Prácticamente, no hay día en el que no salga un informe en el que no se concluya el retroceso que la sociedad española está viviendo en estos años de crisis. Empezamos el mes de noviembre, con un nuevo varapalo para los que se empeñan en hablar de la recuperación económica y del éxito en las políticas del gobierno popular. En esta ocasión, viene, de nuevo, de la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, integrada por 41 países. Dato importante, puesto que nos sitúa en el puesto 30ºen justicia social.
Este informe está basado ítems cualitativos, y no cuantitavos. Muestran los resultados que han dado las distintas políticas desarrolladas por los estados integrantes. Y en esta cuestión, el de las medidas económicas enfocadas a avanzar en la justicia social está claro que han sido totalmente ineficaces, como revela esta pésima posición.
En cuanto, a la calidad de nuestra democracia nos colocamos en el puesto 30 sobre 41. Resultado, bastante llamativo. Por otra parte, en relación a las políticas medioambientales alcanzamos el 29. En relación a las políticas directamente destinadas a la protección social nos quedamos en el 26. Por lo que globalmente nos colocamos en el puesto 30. Nuestra nota media supera el aprobado raspado, con un 5,27. Pero, vayamos entrando en materia.
Economía
No se pone en duda que se esté creando empleo, aunque, a un ritmo demasiado lento. Sigue siendo extraordinariamente elevado. Señala que existen grandes bolsas de economía sumergida, y por otro lado, que se ha reducido considerablemente las partidas destinadas a la investigación y el desarrollo. Tampoco, olvida que la deuda pública sigue creciendo al igual que el déficit, y todo esto, a pesar de los recortes. Lo que revela que el Gobierno no está siendo un buen gestor.
Democracia
Mediocre resultado en democracia, hasta el punto que hemos bajado dos décimas en relación al año anterior, y por eso, hemos caído hasta el puesto 30 sobre 41. Las razones que esgrime son la financiación de los partidos políticos, que sigue siendo opaca por la poca transparencia en el conocimiento por parte de los ciudadanos de las donaciones privadas que se producen.
Por supuesto, la corrupción, aunque, se esté investigando los procesos son demasiados largos. O las limitaciones que introduce la nueva ley mordaza. Curioso es lo que afirma sobre los referendos, posibles, pero, en la práctica con demasiadas trabas y dificultades para celebrarse.
También, habla sobre la gobernabilidad de España. Ocupamos el puesto 19, en este asunto. Lo cual sorprende porque no está colocado entre los países más estables, como les gusta señalar a los populares. También, alude a la poderosa influencia de la oficina económica, y habla que la coordinación en las altas esferas funciona, pero, conforme vamos descendiendo empeora.
Justicia y políticas sociales
En cuanto a las políticas sociales no hemos avanzado en nada en el último año. Denuncia el avance creciente de la pobreza entre los españoles, con especial incidencia entre los niños. Califica las ayudas a las familias propia de países subdesarrollados y se mantienen los roles típicos de género, sin que se haga nada en políticas de igualdad. Además, indica que habrá mejorado la rentabilidad del sistema sanitario, pero, se ha resentido su calidad. En educación, tras los informes PISA, nos vuelven a suspender.
Medioambiente
Finalmente, en el apartado de medioambiental indica que ha descendido el nivel de energía consumido, pero, seguimos estando por encima de los niveles de emisión estipulados por el Protocolo de Kioto.
Nos recuerda que los incentivos para implantar las energías renovables están congelados, y que tenemos serias carencias en la gestión de las aguas residuales, y la calidad de nuestro aire, tampoco, es óptima.
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