España no es el país de las oportunidades

Nuestro país consigue la medalla de plata entre los estados que tienen mayor tasa de paro entre los universitarios, con un 14%

Superamos la media europea en ocho puntos

España es el segundo país de Europa con mayor tasa de desempleo entre los universitarios de entre 25 a 64 años, según un estudio del Instituto de Estudios Económicos. Tan sólo nos adelantan en este triste ranking Grecia con porcentaje mayor que el nuestro. 

El promedio de paro de este grupo en el resto de la Unión se sitúa entorno al 5,7%, mientras que nosotros alcanzamos el 13,8%, 8 puntos por encima. Mientras, los griegos llegan al 19,1%. Se nos había dicho desde distintas fuentes interesadas que nuestro alto paro se explicaba porque con el boom del ladrillo, muchos españoles habían abandonado sus estudios, y que ahora con la falta de tajo en las obras no tenían la formación necesaria para otra ocupación. Este dato pone de manifiesto que era una mentira más. La justificación no estaba ahí.

La realidad es que no hay trabajo para nadie. Es más, como tengas la desgracia de quedarte en paro a partir de los 35 ó 40 años te enfrentas a un problema añadido, que las empresas no quieren trabajadores cualificados ni con experiencia. Algo que no pasa en cualquier otro país donde este perfil se lo rifarían. Aquí, tu problema es la sobrecualificación.

Las razones son simples, no pueden pagarte lo que vales y, tampoco, puedes permitirte cobrar un sueldo de becario porque tienes a tu cargo personas que dependen de ti y una serie de obligaciones que se pagan con dinero. Aunque, conforme va pasando el tiempo pones el listón más bajo, y la desesperación hace que te agarres a un clavo ardiendo, a pesar de que sabes que no es justo.

Cuando se supone que estás en el mejor momento laboral, y que has aprendido de los errores del pasado, que dominas tu profesión, y que dispones de un criterio profesional, tu  talento ya no sirve porque nadie lo quiere. Posiblemente por eso mismo, porque ya has cogido tus vicios y costumbres, sabes lo que está bien y lo que está mal, y ya no eres un «chaval», fácil de moldear. 

Pero, como todo es un sinsentido y hay que buscar excusas para la falta de trabajo, a los jóvenes para acceder al mercado laboral se les dice que necesitan tener experiencia y no sé cuanto masters. Y como es la pescadilla que se muerde la cola, no pueden tener años trabajados porque nadie les da la oportunidad de empezar. Después nos sorprendemos de la elevada tasa de paro juvenil en España, en los menores de 20 años llega al 69,4%, y en los de menos de 25 años al 49,2%.

A no ser que se quieran aprovechar de ellos con becas sin cobrar o sueldos de risa. Y lo peor es que se suponen que son becarios, es decir, que van a las empresas a aprender con un tutor que los oriente, y en vez de eso se encuentran con que tienen que desempeñar los peores trabajos de la empresa como si llevaran allí toda la vida.

Mientras tanto, y como nadie lo tiene fácil en el Reino, los adultos con estudios primarios o niveles inferiores a la ESO, la media del desempleo en Europa está en el 17,4%, mientras que en España aumenta hasta el 31,4%. De nuevo, obtenemos la medalla de plata, únicamente nos supera Eslovaquia que llega al 39,3%. Grecia se queda en el cuarto puesto.

En consecuencia, de nuevo cabe preguntar dónde está la recuperación del empleo, con estas tremendas tasa de paro, que lideran la Unión. A mí me enseñaron de pequeña que todo esfuerzo tenía su recompensa, pero, ahora a tenor de estos datos y de lo difícil que lo tenemos todos, empiezo a dudarlo.

La palabra que definiría esto es decepción, porque el sistema nos engañó, haciéndonos creer que todos éramos iguales, y eso era solo un espejismo. La clase media no existía, aunque, nos lo hicieron creer para que acudiésemos a los bancos para hipotecas de por vida.

Sobre todo porque ese mundo de igualdad de oportunidades no es real. Da igual que tengas formación universitaria o no, que te hayas dejado los ojos estudiando o no, que hayas aprendido un oficio en el tajo o no, que tengas experiencia o no, simplemente puedes acabar siendo un número en las estadísticas del paro. 

Mientras tanto, buscarán todas las excusas que quieran y que convengan, pero, al final la realidad es la realidad, más de cuatro millones de parados inscritos en las oficinas públicas y subiendo otra vez en los últimos meses. Y lo más desesperante para quien lo sufre, 3.200.0000 son desempleados de larga duración, llevan más de un año en paro, y de ellos, 2.300.000 en esta situación desde hace más de dos.

 


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