El nuevo programa de Telecinco ¡Vaya Fauna! ha suscitado las críticas de las asociaciones en defensa de los animales. La polémica ha sacado a la luz como se educan a los animales salvajes, y todo con el objetivo de ganar dinero gracias a ellos. Entre las técnicas de entrenamiento se encuentran amputaciones, privación de alimento, violencia física y un sinfín de castigos más para que el animal aprenda un comportamiento que va en contra de su naturaleza, y que le causa graves dolencias y problemas psicológicos. Se desconoce con exactitud el número de animales que se encuentran viviendo en estas pésimas condiciones.
El estreno en Telecinco de ¡Vaya fauna! ha puesto otra vez sobre el tablero la situación en la que se encuentran los animales que son utilizados para protagonizar espectáculos, anuncios o rodajes de cine, y ahora, también, programas de televisión. Las asociaciones en defensa de los animales piden que se cancele de la parrilla este espacio, incluso, el televisivo Frank Cuesta ha puesto su granito de arena para explicar el porqué es una barbaridad este tipo de prácticas y de programas, donde se promociona la tenencia de animales exóticos y su entrenamiento.
«A los animales salvajes, para educarles hay que romperles el alma».
Con esa expresión está todo dicho, se les tiene que enseñar quien manda, y para ello, se abusa de ellos, a base de miedo, de machacarlos, de hostias, de separarlos de sus familias y de su hogar, de amputaciones, de no alimentarlos… Denuncia que ninguno de estos animales han tenido la oportunidad de elegir si quieren vivir en su hábitat natural o tocando la trompeta.
«Están condenados a muerte, a morir en una jaula…»
Tremendo, por eso, mismo me preguntaba cuántos animales viven así en España. Lo primero, que me encuentro es que no existen datos oficiales, como reconoce la Fundación FAADA. No hay un registro público de animales salvajes, y además, es frecuente que estas empresas cambien de nombre. Existe un informe que se elaboró dentro de una campaña de concienciación para que no haya animales en los circos. Por fortuna, varias ciudades ya se han adherido y no se conceden licencias si entre sus trabajadores hay «animales».
Porque no se les puede garantizar por lógica unas condiciones dignas de vida. Pensemos en sus traslados de una ciudad a otra, o en que tienen que convivir con sus enemigos naturales, el estrés que les causa a una cebra estar cerca de un león cuando en su medio sabe que tiene que huir para no servirle de alimento…La lucha interior entre su instinto y lo que he han enseñado a base de palos no podemos ni siquiera llegar a imaginarla, les causa grave problemas psicológicos y físicos.
Esta imagen lo dice todo, la pudimos ver en una Cabalgata de Reyes en una ciudad malagueña. Cuando al ayuntamiento de la localidad contrató a una empresa que daba este trato deleznable a estos osos, osos con cadenas para diversión del espectador, privados de su libertad y de su esencia, de su fuerza, dominados por el dinero que cobraron sus dueños por ponerlos a desfilar por la calle de un pueblo.
Una imagen que se quedó grabado en la retina de muchos, bajo el ruido y el murmullo, y bajo la sospecha de que estaban drogados para no poner en peligro al hombre.
Una estimación
A pesar de esa falta de datos, la Fundación FAADA se atreve a hacer una estimación sobre su número. Calculan que son unos 42 circos bajo 51 nombres distintos. Aunque, al Gobierno aseguran sólo les constan dos. Es más, afirman que es habitual que estos animales actúen en varios circos, ya que se suelen alquilarse por lo que es posible que una temporada estén en una compañía y la siguiente en otra.
No obstante, creen que son unos 25 elefantes, 70 tigres, 40 leones y 15 primates entre otras especies como jirafas, leones marinos, pingüinos, tiburones y pirañas, cocodrilos y caimanes, lamas y guacanos, pumas, guepardos, hipopótamos, osos pardos, camellos y dromedarios, canguros, avestruces, serpientes y tarántulas, cebras, búfalos, watusis, jabalíes, rinocerontes y bisontes americanos.
Y estos números estimados son sólo de animales que viven en los circos, nada se sabe de la cantidad que están en los zoos, y que según el informe de Vidas Enjauladas de Igualdadanimal de 2011, tampoco, están en las condiciones adecuadas para ellos.
También, tienen derechos
Recordemos que tienen derechos. El Tratado Europeo de Ámsterdam de 1997 reconoció a los animales «como seres sintientes, capaces de sentir y sufrir». Y La Organización Mundial de Sanidad Animal adoptó en el año 2004 las llamadas “Cinco Libertades”:
Un ambiente apropiado
Una dieta adecuada
Oportunidades para expresar comportamientos naturales
Protección del miedo y los estados angustiosos
Protección del dolor, daños o enfermedades.
Está claro que tanto vivir en un zoo como en un circo o depender de un particular compromete lo establecido por Europa y por la ONU. Pero, es que, además, la legislación española en los artículos 337.1 a 337.4 del Código Penal establece:
Penas de cárcel e inhabilitación para el ejercicio de la profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales, si se maltrata a un animal causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud.
Por otro lado, cada comunidad autónoma tiene sus propias leyes en esta materia. En consecuencia, gozan de protección aunque no siempre parece que se tomen cartas en este asunto.
El oso Tima
Para profundizar en esta materia, investiguemos sobre uno de los osos más famosos de España, él que toca la trompeta, Tima, o es capaz de sentarse y hacer cortes de manga. En la web adnimalsfree.org se cuenta su historia. Ha hecho cameos en series como Águila Roja, espectáculos, rodajes y hasta anuncios con el jugador Iniesta. Aunque, trabaja a jornada completa en varios circos.
Sin duda alguna es uno de los animales más explotados de España, como denuncia adnimalsfree.
«Quizá después de tantos años de cautividad, Tima pueda considerarse un animal domesticado pero… este tipo de vida sigue sin tener nada tiene que ver con las necesidades de un oso, animal salvaje que en la naturaleza es un ágil escalador que pasa la mayor parte del tiempo solo, recorriendo largas distancias en búsqueda de alimento. Por no hablar de la falta absoluta de ética que demuestra obligar un cualquier animal salvaje a actuar en un circo, llevar la camiseta de un equipo de fútbol o mirar la tele sentado en el sofá».
Por eso, no me cabe duda que la verdadera salvajada la cometen aquellos que no respetan a los animales y sus necesidades. No causan admiración, sino pena por el trato inhumano y sin ética que en muchos casos se les dispensa.
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