En las grandes y medianas empresas el número de directivos triplica al de las mujeres
Hoy he reparado en unos curiosos datos que arrojaba la Encuesta de Población Activa sobre la situación de las mujeres en el mercado laboral. Y la primera conclusión de este informe europeo es que seguimos mandando poco en las empresas. Veamos el porqué de de esta rotunda afirmación.
Lo primero que es llamativo y que recojo textualmente: “el porcentaje de los hombres directores casi duplican al número de mujeres en las pequeñas empresas. Y lo triplica en las medianas y grandes”. O dicho de otro modo, el 76,6% de las mujeres son empleadas rasas frente al 62% de los hombres que tienen subordinados a su cargo.
Desgranemos estas cifras, en España hay 3.387 millones de jefes, y en su mayoría son varones. Hay que distinguir entre los que tienen más trabajadores a su cargo, unos 130.300 que de ellos, más de 101.900 son hombres y tan sólo 28.300, un 22%, son mujeres.
En cuanto a los directores de las pequeñas empresas son más numerosos, 1.106.700 jefes de los que casi 765.500 son varones, y el resto hasta completar el total son jefas. En relación a los mandos intermedios, tenemos 654.600 hombres frente a las 420.700. Pero, hay más. Siguiendo esta tónica, los capataces, encargados o jefes de taller, también, son hombres, 725.100 varones y 350.000 mujeres.
Y otro dato significativo, unas 283.000 personas trabajan a tiempo parcial, y lo hacen para cuidar a otros miembros de la familia. En su inmensa mayoría son mujeres las que tomaron esta decisión, concretamente, unas 275.000 frente a los 7.900 hombres que se vieron obligados a hacerlo.
Visto lo visto, las españolas siguen sufriendo el denominado “techo de cristal”, se sigue sin confiar en ellas para gestionar a las empresas, y si alguien tiene que recortar su jornada laboral al final son las mujeres las que la reducen. Generalmente, porque suelen ganar un 17% menos que los hombres por hora trabajada, y es peor, si tienes hijos ya que ganarás otro 5% menos frente a las que no tienen descendencia a su cargo, según datos de la Organización Internacional del Trabajo.
Tampoco, nos podemos olvidar de razones culturales que provocan esta discriminación. Evidentemente, en mi opinión, no basta con una educación en igualdad ni un lenguaje políticamente correcto, sino en medidas reales de conciliación de la vida personal y profesional que no nos obligue a elegir. Mientras que la sociedad no se lo tome en serio y entienda que tener hijos es responsabilidad de dos personas me temo que esto no cambiará.