En Canal Sur se ha celebrado el único debate televisivo con los 3 candidatos de los partidos con representación en la Junta de Andalucía. Una pena porque no creo que haya despertado mucho interés entre los andaluces, sobre todo, porque aquí está ya todo el pescado vendido, como ha demostrado el desarrollo del mismo. Han sido palabras ya escuchadas antes, previsibles y aburridas, cada uno en su papel.
La corrupción
Ninguna sorpresa. Tanto la socialista, Susana Díaz, como el popular, Juan María Moreno Bonilla se han limitado al conocido como «tú, más…». Han hablado de la corrupción, una de los sobresueldos y el otro de los imputados Chavés y Griñán. Mientras tanto, Antonio Maíllo de Izquierda Unida ha tratado, sin mucho éxito, de poner los puntos sobre las íes, «estáis hasta arriba de corrupción los dos».
Lo curioso ha sido ver como parecía que cada loco estaba con su tema. Díaz ha olvidado su responsabilidad como presidenta y la de su partido con 33 años de gobierno. Su estrategia ha sido la de hacer oposición al gobierno de Rajoy. Por su parte, Moreno se ha limitado a recordarle quienes habían sido sus padrinos. Ya que la actual presidenta llega al poder cuando José Antonio Griñán dimite y ella asume este cargo. Maíllo ha aguantado como ha podido que los dos le echaran en cara los casos de corrupción de Izquierda Unida. En definitiva, los ciudadanos la única conclusión que pueden sacar es que en 3 los partidos hay corruptos. Así que en este apartado suspenden todos. Una oportunidad de oro desaprovechada para convencernos que se van a tomar en serio esta cuestión, y que no hay doble vara de medir.
Servicios públicos, en tiempo de crisis
En este apartado, nada nuevo. Ni propuestas concretas ni argumentos convincentes. Las mismas posturas otra vez. Díaz hablando de los recortes en sanidad de Rajoy o la subida de la tasa universitarias, y Moreno atacando con aquello de «hechos y no palabras». Es decir, listando todos los hospitales nuevos prometidos que nunca llegaron como el Macro Hospital de Málaga. Aseguró que no podía sacar pecho con sus políticas sociales cuando hacía agua por todos los lados. Para ello, afirmó que había aulas prefabricadas que aún se seguían utilizando después de 18 años. Maíllo reincidió en el artículo 135 de la Constitución, aprobado tanto por populares como socialistas, como el causante de los recortes. Con lo que nos quedamos sin saber, más allá de que todos apuestan por los servicios públicos, como piensan ayudar, de verdad, a una población cada vez más empobrecida.
Así que, sinceramente, ha sido un debate decepcionante y sin alicientes, aunque, por otro lado, tampoco, se esperaba otra cosa. No creo que ninguno halla convencido a nadie que dudara a quien darle su confianza. Una pérdida de tiempo total para el votante.
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