El impacto de los atentados de París ha sido tal que todos los países europeos están reaccionado ante esta amenaza. Los gobiernos están estudiando distintas medidas que han abierto un debate político sobre cómo se puede conjugar dos derechos fundamentales como es la seguridad y la libertad. De momento, sobre la mesa está puesta nuevas legislaciones como ficheros de pasajeros sospechosos, incluso, la retirada de documentación para que se pueda viajar al extranjero o un mayor control sobre las comunicaciones y la red. Las hay para todas las opiniones y gustos. Por ejemplo, Reino Unido sopesa la posibilidad de prohibir el uso del whtasapp o el skype. En España que los ciudadanos podamos denunciar comportamientos sospechosos.
No hay duda que todos tuvimos la sensación que los atentados de París iban a dar una vuelta de tuerca más a nuestro mundo. Y no es para menos, el desaguisado y evidente fracaso de las actuaciones internacionales en Oriente Medio, como la guerra de Irak o Afganistán, junto al desastre de la Primavera Árabe en países como Siria, han llevado los ataques al corazón de Europa. Ahora los daños colaterales han traspasado fronteras y no se quedan en lugares lejanos, si no que nos tocan de cerca.
Por eso, los gobiernos occidentales tratan de poner freno a esta amenaza real. «Vendernos la moto» de que nos defenderán de aquellos que quieren atacar nuestro sistema de valores, como la democracia. Me temo, que en determinadas ocasiones, lo que vemos es un ejercicio de hipocrecía. No es sincero ni honesto ir a una manifestación en defensa de la libertad de expresión a ultranza, cuando acabas de aprobar la denominada Ley Mordaza.
La realidad siempre tiene muchas aristas y es muy compleja. Por eso, en vez de meternos miedo para justificar las medidas que se nos vienen encima, podían explicarnos el porqué de cómo hemos llegado hasta aquí. Pero, en fin, parece que esto no les interesa. Por eso, como sé que no obtendría una respuesta clara a esta interrogante, a lo largo de esta entrada buscaré cuáles son aquellas nuevas medidas que tienen como objetivo nuestra seguridad, disimilando que suponen un buen tajo a nuestras libertades. Lo irónico, para defender la libertad frente al fanatismo, recortan derechos fundamentales.
En España, el Ministerio de Interior estudia que los ciudadanos podamos denunciar a musulmanes sospechosos
Rajoy, ante el temor de un atentado perpetrado bajo el nombre de un mal entendido islam, está tomando medidas. Para empezar, la red sufrirá un nuevo envite. Se penalizarán los contenidos que ayuden a difundir el terrorismo, y esto incluye el enaltecimiento, la provocación o la proposición de este tipo de actos. Además, para combatir la captación de jóvenes serán inhabilitados aquellos profesores que tengan antecedentes en estas cuestiones, y se considerará una agravante por reincidencia si la persona ha sido condenada en otro país.
Se abrirá un registro de pasajeros sospechosos, y se podrán interceptar las comunicaciones telemáticas. Pero, lo más preocupante para mí, es que la simple consulta de webs de contenido yihadista se podrá penalizar. En cierto modo, se quiere castigar el derecho a la información porque qué ocurre con los ciudadanos que únicamente desean saber más sobre estas cuestiones, y buscan información alternativa, o con los investigadores o con los periodistas.
Pero, como siempre puede ser peor. Se está estudiando por parte del Ministerio del Interior que los ciudadanos podamos denunciar a musulmanes con comportamientos sospechosos. Increíble. Pretenden que ahora volvamos al pasado cuando se delataba al vecino. En fin, el trasfondo de esta posible medida es muy feo, por no escribir otra cosa.
También, se pretende regular la figura del «lobo solitario«, aunque este concepto no esté bien definido, al igual que se endurecerán las penas por tenencia y almacenamiento de armas con fines terroristas y la financiación de este tipo de grupos.
Otros países europeos
En Francia, legislan en caliente
En apenas 10 días, Francia ha tomado la iniciativa, y ya ha introducido cambios en su legislación. Medidas que van en la misma línea que el resto de Europa, desde mayor control de las redes sociales a controlar los movimientos de la población.
En concreto, puede prohibir la salida de personas de su país con la sospecha de que podría participar en un atentado, o adiestrarse para cometer actos terroristas en suelo galo. Tampoco, podrán entrar aquellos extranjeros considerados como «sospechosos». Incluso, han planteado el cierre de fronteras.
Por supuesto, se vigilarán las redes sociales y las comunicaciones on-line, y los agentes se podrán infiltrar con identidades falsas para contactar con los posibles terroristas. Incluso, se podrá eliminar información y documentos de las webs, que sean sospechosas. Ahora, parece que una sospecha es suficiente para limitar nuestra libertad de acción.
En Reino Unido hasta la oposición avala una intervención militar en Siria
El Gobierno de David Cameron ya ha anunciado que es ya una obligación legal de los colegios y universidades intenta frenar la captación de futuros yihadistas. Pero, no acaban aquí sus medidas preventivas, por ejemplo, se podrá reubicar en otras otras zonas del país a los posibles terroristas para tenerlos controlados.
En cuanto, a las salidas al extranjero, se podrá retirar la documentación a las personas de las que se sospeche que van a Siria o Irak a adiestrarse o a luchar. Se exigirá a las compañías aéreas información sobre los pasajeros. La normativa en cuanto a la financiación de los grupos será endurecida, y es un delito pagar rescates. Los proveedores de servicios podrán ser requeridos para que faciliten información sobre las webs sospechosas y se bloquearán aquellas páginas que se consideren con contenidos inapropiados.
Incluso, a principios de esta semana se habló de la posibilidad de prohibir el uso de whtasapp porque la policía no lograba desencriptar los mensajes enviados por los usuarios, y por tanto, no podía vigilarlo ni controlarlo.
Y todo esto no es suficiente, se está planteando enviar tropas británicas a Siria.
En Alemania, difícil equilibrio
Los alemanes se suman a las anteriores medidas, aunque con un pequeño matiz, no le quitarán la documentación a los posibles terroristas, sino que se la sustituirán por otra que le impedirán salir del país. Además, reforzarán los presupuestos policiales.
Sin dudarlo, Alemania se mueve en un extraño equilibrio, ya que el auge de la ultraderecha ha hecho que se hayan producido manifestaciones en contra de la comunidad islámica que han sido contestadas con otras manifestaciones en apoyo de los musulmanes, con la presencia de la canciller.
Lo peor es que esta tirantez, gestada ya hace años, es aún mayor a raíz de lo ocurrido en París.
En resumen, es un delicado equilibrio el que podría romperse. Es cierto que tenemos derecho a la seguridad, y no se pueden consentir ni justificar ningún tipo de hecho como los ocurridos en Francia. No obstante, no puede ser a costa de cualquier precio, ni puede servir como pretexto para que los ciudadanos seamos vigilados y espiados por miedo a lo que pueda pasar.