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Cachitos del Muro de Berlín


Veinticinco años han pasado ya, desde que una rueda de prensa malentendida derribó uno de los muros más simbólicos del mundo. Inmediatamente miles de alemanes fueron hasta el Muro de la Vergüenza, y lo cruzaron. Ya no había marcha atrás. Se desmoronó, y sus trozos se repartieron por más de 70 países.  A pesar de  que éste cayó, todavía existen otros catorce, que aún continúan en pie.


Un muro que dividía el mundo en dos frentes. Es el momento de recordar para que no vuelva a repetirse esta historia. Aunque, me temo que esto no será así. Porque de primeras a la cabeza se me vienen otros muros levantados que  separan mundos, como la valla de Melilla-Ceuta, y éste está en nuestro país. Pero, hay más, hasta unos catorce siguen existiendo en la actualidad, y no tienen visos de que el tiempo, los derrumbe.

Por eso, pretendo refrescar la memoria sobre el porqué se construyó el alemán. Saber a dónde están sus restos, y descubrir los otros muros, que, también, deberían caer.

 

La historia del Muro de la Vergüenza

Al finalizar la IIª Guerra Mundial la capital de los nazis quedó repartida en cuatro sectores de ocupación: soviético, estadounidense, francés e inglés. Las malas relaciones entre los comunistas y los aliados fueron creciendo hasta llegar al punto en que surgieron dos monedas, dos ideales políticos y, finalmente, dos Alemanias.

Autor Juan Pablo Ortiz Arechiga

En 1949, la parte occidental  pasó a llamarse República Federal Alemana (RFA) y la  oriental (soviética) se convirtió en la República Democrática Alemana (RDA).

La pobreza del sector ruso frente a la floreciente Alemania capitalista hizo que en 1961 más de 3 millones de personas abandonaran el comunismo. Lo que empezó como un muro provisional para frenar la fuga de población de un lugar a otro, en la noche del 12 de agosto de 1961, estaría levantado 28 años.

En esa madrugada se habían colocado 155 kilómetros de alambrada. Se interrumpieron las comunicaciones, y nadie podía cruzar de un lado a otro. Poco después del alambre se pasó al ladrillo, y de ahí a un sofisticado muro que impediría cualquier intento de huida.

Se convirtió en una robusta  pared de hormigón de  entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia. En la parte superior colocaron una superficie semiesférica para que nadie pudiera agarrarse a ella.

Y no sólo eso, se creó la denominada «franja de la muerte». Un foso, una alambrada, y una carretera por la que transitaban vehículos militares, sistemas de alarma, torres de vigilancia con soldados apostados las 24 horas con órdenes de disparar y perros. Su anchura oscilaba entre los 30 y los 150 metros.

Aún así, muchos los intentaron. Unas 5.000 se aventuraron a cruzarlo, 3,000 fueron detenidas, y 100 perdieron la vida. La primera en morir sería Gunter Litfin, que falleció el 24 de agosto de 1961, Aún, no se sabe con certeza cuantas personas fueron víctimas de esta frontera, ya que se ocultaba desde el Gobierno Oriental este dato.

Lo que sí sabe quien fue la última, murió el  5 de febrero de 1989, Chris Gueffroy. Era un joven de 20 años  que falleció a consecuencia de los tiros de los soldados, cuando huía para no hacer el servicio militar. Quería viajar por el mundo.

De hecho, los berlineses se las ingeniaron para poder huir, durante décadas. Se escondieron en motores de coches, debajo de la funda de un asiento, incluso, una mujer lo consiguió agazapada dentro de un altavoz, o entre tablas de surf. Entre las historias documentadas, dos familias lograron dejar atrás el pasado a bordo de un globo de construcción casera, según se recoge en el Museo Checkpoint Charlie.

Historias que, en cierto modo, nos son conocidas. Tantos y tantos africanos intentan llegar a España escondidos en los bajos de los camiones, jugándose la vida. Nada ha cambiado, simplemente, el escenario.

Autor Ernesto

Su caída

Su derrumbe estuvo motivad0 por el final de la Guerra Fría. Se abrieron las fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989. Esto ocasionó una reacción en cadena. Cada vez más alemanas viajaban a tierras húngaras para pedir asilo en las embajadas de la República Federal Alemana, entre multitudinarias manifestaciones.  El gobierno de la RDA, representado por Günter Schabowski  el 9 de noviembre de 1989 daba una rueda de prensa, donde todo se precipitó.  El dirigente iba anunciar que se derogaban leyes  para viajar al extranjero con efecto inmediato. Y ese inmediato se tomó al pie de la letra.

Ese mismo día, miles de personas se agolparon en los puntos de control para poder cruzar al otro lado y nadie pudo detenerlos, de forma que se produjo un éxodo masivo.

El 10 de noviembre, se abrieron las primeras brechas en el muro, y comenzaría  su cuenta atrás para su caída literal.

Y es por fin, comenzaría el proceso de unificación. No sólo dividió un territorio sino las vidas de los berlineses. Es más, durante años no pudieron ni visitar ni a sus muertos, ya que su cementerio quedó a un lado del Muro.

Los números del Muro de Berlín

Hasta 11.000 militares llegaron a vigilar su paso. Se levantaron a lo largo del muro hasta 302 torres de control.

Medía exactamente  45 kilómetros que dividían la ciudad de Berlín, y 115 kilómetros  más que separaban al enclave Berlín Oeste de la ciudad de Berlín. Es decir, funcionaba como una frontera entre dos países.

No se construyó como un único muro, sino con 4, dos de ellos de alambre y los otros dos hormigón.

Hasta 1.300 soldados que lo vigilaban huyeron a la Alemania Occidental.

Para la celebración del 25 aniversario de su caída, los hermanos Bauder han recreado el «Muro de la Vergüenza» con 8.000 globos iluminados  a lo largo de 15 kilómetros. De esta manera, se quiere recordar esta fecha.

 

Su destino

Autor Flávio Mayrink

Horas después de la autorización de su paso. Los llamados «carpinteros del muro», con sus martillos y cinceles,  empezaron  arrancar cachitos para llevarse a sus casas un pedazo de la historia del Siglo XX.  Pero, no fueron los únicos. El propio gobierno de la República Democrática Alemana empezó a recibir llamadas interesadas en comprar sus fragmentos. Lo curioso, fundamentalmente, procedentes de Estados Unidos. La discusión estaba servida, cómo hacer negocio con el Muro de la Vergüenza. Pues bien, la polémica se saldó accediendo a su venta, y destinando parte de sus ingresos a causas benéficas. De hecho, uno de esos pedazos se subastó por 185.000 dólares, como recoge la prensa nacional.

Hasta recuerdo que por aquellos años como adolescente que era y lectora del Superpop, al comprarla regalaban un «supuesto trozo del Muro». Y digo «supuesto» porque aunque era joven sospeché desde el principio debido a su buen estado de conservación que era un simple trozo de hormigón, sin historia.

En conclusión, el Muro se fragmentó en miles de pedazos que están en  146 lugares de más de 70 países. Doscientos cuarenta y un «cachitos » expuestos como símbolo de la inhumanidad y de  la lucha por la libertad y la democracia.

Entre sus destinos más curiosos nos encontramos desde   Guatemala a Seúl, de Canberra a Ciudad del Cabo. Incluso, algunos de ellos están en manos  de papas, presidentes de Estados Unidos o  deportistas como el velocista Usain Bolt, que llevó a Jamaica un fragmento con su retrato pintado que le regaló la ciudad de Berlín.

Pero, su historia aún no acaba aquí, porque todavía en 2014  se pueden comprar en las tiendas berlinesas como souvenirs,  a un módico precio de 3 euros. Proceden de un almacén de un constructor alemán, que tras su caída se hizo con numerosos fragmentos que troceó y coloreó. Otros son de dudoso origen, los turistas siguen comprándolos porque lo importante es lo que simbolizan.

Otra gran parte de él se recicló en material de construcción para las calles, y otra se vendió molido a  otros países como material de obra.

Hoy en día, tan sólo queda 1,3 kilómetros en pie, en la zona conocida como East Side Gallery. Este tramo está decorado con impresionantes murales sobre su devenir.


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Y el en museo anteriormente citado, también, se pueden encontrar sus  restos. Así que 155 kilómetros de hormigón dan para mucho.

Los Otros Muros de la Vergüenza

Según el ranking que ofrece un medio nacional, todavía existen en el mundo otros Muros que derribar.

EE.UU-México. Cubre casi un tercio de la frontera. Su objetivo es evitar la entrada de inmigrantes.

Corea del Norte-Corea del Sur. Divide a dos países. Es una zona de 4 kilómetros de ancho por 250 kilómetros de largo.

Cisjordania. Con 12 años de vida, se ha convertido en objeto de humillaciones para el pueblo palestino. Está fabricado a base de alambradas, vallas, placas de cemento y sensores que detectan cualquier movimiento.

Sahara Occidental, con 6 paredes de alambre de espino y minas antipersona. Son 2.700 kilómetros. Es el tercero más largo del mundo. Está defendido por 180.000 soldados marroquíes.

Irlanda del Norte. Su objetivo era separar la comunidad protestante de la católica. Hoy se ha convertido en un atractivo turístico más.

Brasil. Aquí se rodean las favelas, para ocultar la pobreza.Aunque, la excusa es que de esta manera no seguirán ocupando más terreno, y se protegerá así el denominado Bosque Atlántico. Un parque natural, considerado como una de las mayores reservas urbanas del mundo.

Kuwait-Irak. A iniciativa de la ONU comenzó su construcción para evitar una nueva invasión. Como medidas de disuasión se utiliza electricidad, púas y muros de arena. Tenía una longitud de 190 kilómetros. En 2004 Kuwait reforzó esta frontera.

Arabia Saudí-Irak. Las razones son idénticas que en el anterior. En esta ocasión, se intenta proteger a la economía del Golfo Pérsico y sus reservas petrolíferas. Son 9.000 kilómetros de barrera, que no sólo limitan con Irak, sino también, con Barein, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Kuwait, Jordania y Yemen. Se estima que su coste ha sido de 3.000 millones de dólares.

La Molina-Ate de Perú. Éste fue el primero de los muros que nacieron en Lima, para separar a los clases más pudientes de las menos. Los vecinos de Ancón siguieron su ejemplo. Esta vez la razón dada es evitar que los bañistas que no son del barrio entren a determinadas zonas de su playa.

Egipto. Un intento de controlar el contrabando. Limita con la Franja de Gaza. Esta auspiciado por Estados Unidos.

Botswana. Su construcción comenzó en 2003. Se dijo que era para impedir la propagación de la fiebre aftosa entre el ganado. Pero, la verdad, que con sus 500 kilómetros de valla electrificada se trata de sabotear el paso de zimbabwenses que trataban de llegar a Botswana de forma ilegal.

India-Pakistán. Muros, alambradas o fortificaciones se extienden por casi la mitad de los 2.900 kilómetros de línea fronteriza, y la intención manifestada por Nueva Delhi es cubrirla prácticamente toda la frontera, con su enemigo.

Uzbekistán-Kirguistán, Afganistán y Tayikistán. Los separó un atentado en 1999 en la capital de Uzbeskistán, Tashkent, a manos de terroristas islamitas. Son 1.100 kilómetros.

Viñeta de J.R. Mora
Autor: Stéphane M. Grueso

El muro de la vergüenza español

En Ceuta tenemos 8, 2 kilómetros, y en Melilla 12. Intenta frenar la entrada de ciudadanos que no tienen los permisos para entrar en Europa. Están formados por dos vallas con concertinas, alambre de acero y mallas.Su construcción comenzó en 1998.

En 2007 se añadió entre ambas cercas  un tercer obstáculo, conocido como ‘sirga tridimensional’, que alcanza los tres metros de altura.En 2009, las ongs culparon a estas cuchillas de la muerte de un inmigrante. Y es que por muchos obstáculos que pongan jamás podrán frenar a las  personas desesperadas, tan simple, como eso.

 

Cuarenta mil muertos por los Muros de la Inmigración  del mundo

Autor: BSD-46

Recientemente, con fecha de 1 de octubre la Organización Internacional de la Migración presentó un estudio donde se afirmaba que desde el año 2000 hasta nuestros días han muerto 40.000 personas, tratando de encontrar una nueva vida, atravesando los Muros de la Vergüenza.

Veintidos mil personas fallecieron intentando llegar a Europa. Casi 6.000 en la frontera de México-Estados Unidos. Y otras 3.ooo murieron en varias rutas de migración, incluyendo en el Desierto del Sahara en África y en el Océano Índico.

Visto lo visto, me parece que no hay en el mundo Muro que no caiga. La  única manera de dinamitarlo es la voluntad de los habitantes de esos pequeños mundos encerrados. Ocurrió en Berlín, y  ocurre en los otros muros fronterizos de ideas o culturas. Por muchas medidas de seguridad que pongan los Gobiernos,  la desesperación no entiende de medidas disuasorias, sino de hambre y miseria.

Referencias

(1.) Viñeta

(2.) Fotografías sobre el Muro

(3.) Historia del Muro de Berlín

(4.)La caída del muro

(5.) La última víctima del Muro de Berlín

(6.) Los otros Muros

(7. ) Informe sobre la Inmigración en inglés PDF

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