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«No pido dinero, sino una oportunidad para labrarme un futuro»

Hoy me gustaría poner el nombre de un luchador, y no he tenido que buscar mucho, los hay entre la gente corriente, entre los que cada día se levantan con un objetivo, mejorar su vida. Se trata de   Juan de Dios López Torres (otra vez cuenta suspendida inexplicablemente), vive en un pequeñito pueblo de Almería, tiene 28 años, y a  pesar de su discapacidad, un 88 por ciento que le impide moverse,  hace todo lo posible por salir adelante. Su caso lo ha puesto en conocimiento   del Defensor del Pueblo Andaluz, del Partido Socialista, de Izquierda Unida, de la Junta de Andalucía, y hasta del Gobierno de España,por el momento, sin resultados. Únicamente una promesa sin fecha de los servicios sociales de su localidad,  una vez autorizado por la administración autonómica, tendrá la solución que tanto espera.

 

Padece una enfermedad rara de nacimiento que le afecta las articulaciones, pero, sus inquietudes son las de la cualquier joven. Seguir preparándose  para conseguir un trabajo, y sentirse útil. Una llave que le permitiría tener su propia casa, y por supuesto, formar su propia familia. Esto es conquistar su independencia y autonomía personal.

A la búsqueda de una plaza

Para ello necesita un poquito de ayuda extra. Tan sólo conseguir una plaza de régimen interno en un centro de discapacitados de Almería.  Allí le darían la formación que precisa, aunque, ya ha logrado el título de administrativo y de diseñador gráfico. Y lo más importante, la rehabilitación que en su caso es fundamental para no mermar aún más su calidad de vida.  Por ejemplo, en la actualidad carece  de un colchón antiescaras, vital para reducir muchas molestias ocasionadas por su movilidad reducida.

Un día lleno de obstáculos que vencer

Desde que se levanta hasta que se acuesta tiene que enfrentarse una serie de obstáculos a los cuales las personas que no padecemos ninguna discapacidad, ni siquiera, nos imaginamos. Salir de su vivienda es toda una odisea. Ha tenido inventarse un sistema de tablones para utilizarlos como rampas, ya que no dispone de los medios económicos para poder acometer  las obras ni las reformas para adaptar su casa. Juan de Dios asegura que sino fuera por este remedio casero, «las paredes serían los muros de una cárcel». Se desplaza como puede gracias a una silla de ruedas a motor.

Incluso, que en muchas ocasiones no llegan a fin de mes, y que a mediados se convierten él y su padre en magos, que no saben cómo consiguen el milagro de afrontar todos los gastos que conlleva su enfermedad.  Nuestro luchador incansable vive con su padre de 70 años de edad. Hace cuatro años al fallecer su madre se le complicó aún más su vida, porque ahora depende absolutamente de su progenitor. Confiesa que le duele que por edad, él debía estar cuidándolo y no al revés. Reconoce que hace lo que puede, que tiene sus achaques, y hay días en los que está peor.

 

Y es que sus ingresos son muy limitados, y no pueden contratar  a nadie que los ayude, ni tampoco, acudir a una clínica privada de rehabilitación. Insiste que hay quien podría pensar que entre los 600 euros de pensión de su padre y los 500 que recibe de subvención por su discapacidad podrían vivir perfectamente, pero, la realidad  es que  todos los meses necesita tan sólo para sus medicamentos y para productos de higiene como toallitas unos 600 euros. Algunas veces, tiene que recurrir a un simple nolotil porque es más barato que otros calmantes que le quitaría sus dolores. A partir de ahí tienen que asumir con 500 euros escasos los gastos propios de cualquier hogar como el pago de la electricidad, el agua, el teléfono, los impuestos como el IBI, y por supuesto, comer.

 

El futuro

No sólo eso, sino que tras el fallecimiento de su madre, comenzó a preguntarse que sería de él, cuando sus padres no estuvieran para ayudarlo. Por eso, «no pido dinero, sino la posibilidad de labrarme un futuro», y cree que la solución está en este centro de discapacitados que tienen todo lo que Juan de Dios precisa para ser una persona independiente, y poder conseguir una ocupación, porque está convencido de ello, a pesar de los limitaciones puede trabajar como cualquier otro.

Y de eso, yo,  tampoco, tengo dudas.  Su lucha lo demuestra, hasta el punto que se ha puesto en contacto con toda aquella institución que consideraba podía ayudarle, y eso que físicamente, tiene, evidentemente, muchas dificultades. De hecho, asegura que buscando apoyo, le han  cerrado hasta en varias ocasiones su cuenta de twitter, y que cada vez que le ocurre, no se desanima y vuelve abrirse otra. Es más acabo de comprobarlo, y de nuevo, se la acaban de cerrar.  Es un gran batallador, eso, tampoco, lo dudo, y seguro que si logra la oportunidad que tanto demanda, no la desaprovechará.

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