La historia de una medalla

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Este trozo de metal siempre ha estado en mi casa, aunque, nunca supimos con exactitud lo que era hasta esta noche, la más  corta del año. Habíamos escuchado alguna historia, pero, creímos que eran de esas cosas que el tiempo deforma  y,  hasta cierto punto,   convierte en una leyenda familiar. Sin embargo, no sé porqué tenía  una extraña necesidad de mirar al pasado, y hoy lo he  hecho ,buscando  que escondía este objeto. He encontrado una pequeña parte de la historia de España, de esa pequeña historia casi  olvidada.

Su dueño era Juan Borrego, un guardia civil que nació en el siglo XIX. Lo acredita esta pintura inspirada en una vieja fotografía que iba pasando de mano en mano, pero, sin prestarle demasiada atención.

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Precisamente, en esta foto está la clave. Si nos fijamos bien, en el pecho de este  hombre tan  serio ya estaba la medalla luciendo orgullosa. La niña que se observa está vestida de comunión, era mi abuela, María Borrego Domínguez, nacida en 1905. Así que suponiendo que recibiera este sacramento a la edad de 7 años, la suma no falla,  la foto estaría tomada entorno a 1912.En consecuencia, la medalla debía ser anterior.Una vez localizada su antigüedad aproximada, quedan despejar más incógnitas. Seguimos sin saber su secreto. La repuesta llega observando algunos detalles, como su texto, «A la caridad», y por el otro lado, «Beneficencia Pública».

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Pues, bien, lo primero que descubro es que se trata de una medalla al honor concedida por  la Orden Civil de Beneficencia. Como dije, las palabras inscritas  aportaban información importante. Incluso, la imagen del centro, la matrona con dos niños nos está indicando claramente que la otorgó dicha Orden. Era su principal distintivo. Pero, su color y cómo está sujeta al uniforme terminará de resolver parte del misterio. Lo primero es blanco con filos negros, vemos la cruz de 6 puntas rematadas con pequeños globos de oro. Ya tengo otra pista, pero, necesito averiguar  que tipo es, y una fecha más concreta.

La Orden Civil  de Beneficencia fue fundada bajo el reinado de Isabel II, el 17 de mayo de 1856, para reconocer la labor extraordinaria de personas en casos de calamidades públicas. Aunque, el camino de esta Orden ha sido tortuoso, siempre vinculada a la propia historia de España. En ciertos períodos, hasta extinta. En 1910 sufre una profunda reforma que hace que se refunde prácticamente y varíen el diseño de las insignias. Definitivamente, es sustituida por la Orden Civil de la Solidaridad Social en 1988.

Ahora toca buscar exactamente alguna otra medalla que sea de la época y que esté catalogada.  La encuentro en esta página de colecciones militares. Pertenece a la primera etapa de la Orden entre 1856 a 1910,   de tercera clase.  Va  sobre el pecho, y no en el cuello, ya que entonces sería de segunda categoría. Y de primera, tampoco,  porque el laurel rodearía  a la estrella. Ahora empiezan a cuadrar las fechas, pero, no es suficiente.

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Tendré que seguir buscando, y ahora me fijo en estas extrañas letras.Pues, al final, lo logré. La solución viene de un catálogo de distintivos y condecoraciones de marzo de 2005. Es un símbolo que utilizaba   Reina Isabel II. Es más,  la Orden queda abolida en 1868 tras la Revolución que la destrona hasta que en 1875 vuelve a restablecerse, paralela a la llegada del trono de Alfonso XII, quien utilizaría su propio emblema. En consecuencia, y por si quedaban dudas, se trata de las primeras en otorgarse, del reinado isabelino. De su segundo período que va desde 1843 a 1868.

Curiosamente, durante un año el alcalde del pueblo afligido podía solicitarla, pero, en 1857 se modifica por Real Decreto para evitar abusos. Así que era necesario un expediente   rubricado  por el gobernador civil,  el capitán general, el  regente de la Audiencia, u obispo de la diócesis, junto con el nombramiento de un fiscal y la publicidad en los periódicos para que se pudieran presentar alegaciones a favor o en contra del mismo. 

Por fin, esta curiosa historia está llegando al final. La leyenda familiar que llevaba toda la vida escuchando era cierta. Juan Borrego, mi bisabuelo, había salvado la vida a un matrimonio en una riada, arriesgando su propia seguridad. Sin embargo, «Papá Juan» como lo llamaba mi madre terminó sus días con metralla en las piernas, arrastrándose lentamente porque bombardearon el cuartel en el que estaba durante la Guerra Civil. Desde entonces, la medalla al mérito ha estado de casa en casa, siempre acompañando a mi familia, viviendo  2 Repúblicas, varias monarquías, una guerra civil, una posguerra, una dictadura, una transición, y ahora una democracia. Un siglo y medio lleva con nosotros sin saberlo, sin embargo, en la noche  de San Juan, como el nombre de su propietario, ha sido rescatada del olvido. Así que no se nos olviden todos aquellos héroes  anónimos que forman parte de nuestro ADN, y salvemos nuestra pequeña historia.

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