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Cuando se olvida la información

En pocos días, la Generalitat de Valencia adjudicará quien será la empresa encargada de elaborar el plan de re-estructuración de su cadena autonómica, esto es un expediente de regulación de empleo.Sobre la mesa el futuro de 1.800 profesionales de la comunicación, y no solo eso, sino que se ataca un derecho fundamental en democracia como es el de estar informados.

Para muchos Canal Nou será un gasto prescindible en tiempos de crisis,  pero para los que creemos en la profesión periodística es directamente un atentado contra valores  tan  profundos como la defensa de la propia identidad colectiva. Un medio público tiene la obligación moral de vertebrar el territorio, y recoger la pluralidad de las distintas voces que conforman su comunidad. Estos, en teoría, deberían ser sus objetivos finales.

Seguramente el día a día demostrará que, a veces, estas premisas se olvidan. Sin embargo, no creo que bajo ningún concepto la culpa sea de los profesionales que le dan vida a un medio. Como cualquier buen trabajador pretende cumplir con su función lo mejor posible. El problema surge, y ésta es mi intuición, cuando no les dejan trabajar porque le colocan un  autoproclamado comisario/a   político/a, que se cree que su cometido es «ser más papista que el Papa». En consecuencia, la información será en lo último que se piense.

Generalmente, cuando ocurre esto el sujeto habrá hecho mérito para ganarse la confianza del poder,  y no tendrá mucha idea de como gestionar una empresa pública. Sus decisiones previsiblemente serán erradas, y el derroche se habrá implantado. Mientras el profesional que le duele su trabajo, se habrá dado una y mil veces contra un muro, y por tanto, terminará tirando la toalla. En conclusión, el producto  se habrá deteriorado y alejado  tanto de su audiencia, que más de uno pensará que plantear el cierre de cualquier medio público es una medida acertada.

En estos casos, siempre pienso lo mismo: la solución no está en eliminarlo, sino corregir aquello en lo que  se ha fallado. Porque los que acabarán pagando estos platos rotos serán los más débiles: los curritos.  Terminaré lanzando dos preguntas:    «cómo se pretende acabar con la crisis, echando más gente al paro»… » y quiénes serán los siguientes»…

 

 

 

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